Esposa Pecadora romance Capítulo 2192

¡Ava!

Naya comprendió de inmediato a qué se refería y apretó los puños de repente. Sus ojos se llenaron de rabia, pero al segundo siguiente, vio a la señora Graham y a su madre con una mirada de pena.

Cuando la señora Graham y la señora Méndez vieron que Daniel dejaba a Naya y se dirigía hacia Ava, ambas mujeres se pusieron furiosas.

“¡Daniel, detente ahí mismo!”.

La señora Graham le gritó de repente a Daniel para detenerlo sin pensar en todos los invitados que estaban mirando.

Los invitados del lugar estaban confundidos. ‘¿No es esto una ceremonia de compromiso? ¿Por qué el protagonista se marchó a mitad del intercambio de anillos?’.

“Daniel, ¿a dónde vas? Tu ceremonia de compromiso con Naya no ha terminado aún”. La señora Graham persiguió a Daniel para detenerlo antes de bajar la voz y hacerle un recordatorio serio.

“Daniel, ¿se te ha olvidado? Si dejas a Naya y te vas con esa mujer, ¡tu abuelo se desmayará de la rabia!”.

Cuando Daniel escuchó lo que dijo su madre, frunció las cejas de inmediato y miró hacia Ava, quien empezó a reducir la velocidad y detener sus pasos.

Al ver a Ava, sus cejas fruncidas se relajaron y una dulce sonrisa apareció en su rostro.

“He hecho todo lo que tenía que hacer. El abuelo debería estar lo suficientemente satisfecho. Realmente tengo algo más que hacer, por lo que tengo que irme”, dijo Daniel amablemente mientras apartaba con suavidad la mano de su madre y empezaba a caminar hacia Ava de nuevo.

La señora Graham estaba furiosa y sabía que Daniel estaba haciendo todo esto por Ava.

Sin embargo, justo cuando la señora Graham estaba a punto de acercarse a Ava para descargar su ira, la señora Méndez la rozó de pronto mientras pasaba a su lado. Antes de que nadie lo viera venir, la señora Méndez estaba frente a Ava con la mano levantada. Estaba bajando a su mejilla para darle una fuerte bofetada.

¡Zas!

La señora Méndez tenía la mano dura, y Ava fue tomada desprevenida. Su mejilla se sintió al instante como si estuviera en llamas mientras una evidente huella de la palma empezaba a aparecer en su pálido rostro.

¡Quería ver quién iba a ser la última de pie!

“¿Qué está ocurriendo aquí?”.

“¿Quién es la mujer que acaba de ser abofeteada?”.

“¡No puede ser! ¿Es esto un triángulo amoroso? ¿Al nieto de los Graham le gusta esta mujer a la que acaban de llamar zorra?”.

A medida que el público veía el desarrollo de la historia, más confundidos estaban. Todos empezaron a discutir para descifrar qué estaba sucediendo.

En ese momento, el señor Méndez acababa de terminar de negociar un contrato con una cliente y estaba entrando con ella al salón de fiestas. Se dio cuenta que el ambiente estaba un poco extraño. Cuando se acercó a la multitud con su cliente, confundido, escuchó la voz de su esposa que venía del frente.

“Todos ustedes deben estar preguntándose por qué he abofeteado a esta mujer, ¡¿cierto?! ¡Porque es la zorra que ha seducido al prometido de mi hija e intentó avergonzarla en una ocasión como esta! Díganme, ¡¿no es esa razón suficiente para que la abofetee?!”.