Esposa Pecadora romance Capítulo 2240

Una media hora más tarde, llegaron Madeline y Jeremy.

Al ver que Madeline había llevado frutas y su postre casero, Ava fingió estar un poco triste. “Maddie, si hubiera sabido que ibas a traer frutas y postre, no le habría pedido a Danny que saliera a comprarlos”.

“¿Qué? ¿Te sientes mal por que tu futuro esposo esté afuera con un clima tan frío?”, se burló Madeline mientras ayudaba a Ava a terminar de preparar la cena.

Ava estaba acostumbrada a ello y admitió, diciendo: “Sí, por supuesto. Me siento mal porque hace mucho frío allá afuera. Te sentirías igual si fuera tu hombre”.

Era una cocina de diseño abierto, así que Madeline miró a Jeremy, quien estaba sentado en el sofá mirando la pantalla del proyector mientras comía frutas. Entonces, dijo con indiferencia: “Él y yo llevamos casados mucho tiempo. ¿Cómo podríamos ser tan sentimentales como ustedes dos?”.

“¿Llevan casados mucho tiempo, eh? No son menos adorables que esas jóvenes parejas recién enamoradas”, respondió Ava con una sonrisa e inconscientemente miró la hora. “Voy a llamar a Danny”.

Ava se limpió las manos y tomó el teléfono. Sin embargo, nadie contestó la llamada a pesar de que se conectó al otro lado.

Por alguna razón, los latidos del corazón de Ava se volvieron muy irregulares.

Intentó llamar de nuevo, pero aún así, nadie respondió.

Madeline notó la expresión de preocupación de Ava y dejó de hacer lo que estaba haciendo en ese momento.

“¿Qué ocurre? ¿Dan no contesta el teléfono?”.

“Sí, no contesta”. Un atisbo de preocupación apareció en los ojos de Ava mientras sus latidos se aceleraban. “No le habrá sucedido nada malo, ¿cierto?”.

“De ninguna manera. Tal vez no le está prestando atención a su teléfono porque está conduciendo o quizás su teléfono está en modo silencioso”, supuso Madeline en voz alta. Esto ayudó a tranquilizar un poco a Ava.

“Eso es posible. Entonces, solo esperaremos”. Ava sostenía su teléfono, pero parecía que cada vez le costaba más respirar. Sentía como si algo estuviera atascado en su garganta y no pudiera sacarlo.

Madeline y Ava no rechazaron su sugerencia. Salieron juntos.

De camino al supermercado, Ava llevaba los puños apretados. Un sudor frío empezó a formarse en las palmas de sus manos sin darse cuenta.

Seguía teniendo un mal presentimiento.

Este presentimiento pareció confirmarse cuando vio a una multitud reunida en el cruce no muy lejos del supermercado.

“¡Detén el coche!”, gritó Ava estas tres palabras, incapaz de poder mantener la calma.

Jeremy detuvo el coche rápidamente y Ava abrió la puerta para acercarse corriendo.