Esposa Pecadora romance Capítulo 2368

Jeremy no pensó demasiado antes de tomar una decisión.

"Deberíamos llamar al policía primero".

"Pero el secuestrador dijo...".

"Linnie, sé que estás preocupada por Ava. Pero en un momento como este, tenemos que confiar en la policía. Incluso si no confías en la policía, confía en mí. No voy a arriesgar la seguridad de tu mejor amiga". El tono gentil de Jeremy convenció a Madeline.

Madeline miró los profundos ojos de Jeremy y asintió.

"De acuerdo, confío en ti".

Jeremy apretó la mano de Madeline para reconfortarla antes de conducir directamente a la estación de policía.

Después de ir a la estación de policía, se enteraron de que Daniel también había estado aquí para presentar una denuncia.

Madeline y Jeremy se pusieron inmediatamente en contacto con Daniel. Después de que los tres se reunieran, Daniel no parecía tan extraño como antes, cuando recientemente había sufrido de amnesia. En cambio, inmediatamente les contó a Jeremy y a Madeline lo que sabía.

"Ava fue secuestrada, y creo que tiene algo que ver con Naya. Fui a buscar a Naya, pero se negó a decir algo".

"Dan, ¿por qué estás tan seguro de que Naya tiene algo que ver con el secuestro de Ava?". Madeline se preguntaba por qué Daniel estaba tan seguro.

Daniel frunció el ceño y parecía muy preocupado. Luego, habló.

"Parece que Naya quiere matar a Ava".

Madeline y Jeremy se miraron.

"Dan, ¿recuerdas tu pasado?".

"No te preocupes demasiado, Linnie. Daniel y yo definitivamente encontraremos a Ava y la traeremos a salvo". Jeremy le prometió a Madeline con una suave sonrisa. Él bajó los ojos y miró la hora. "Linnie, deberías recoger a Jack de la escuela primero. Deja el asunto de Ava en nuestras manos".

Obviamente, Madeline confiaba en Jeremy, pero mientras se dirigía a recoger a Jackson a la escuela, su corazón aún se sentía inquieto.

Quería ir al hospital a buscar a Naya, pero rápidamente descartó esa idea.

Durante la cena en la noche, Pudding seguía llamando a Ava infantilmente. "Tía... Va... Tía Ava".

Durante los pocos días que Ava estuvo aquí, había formado una muy buena relación con Pudding. Además, los sentimientos de los niños eran muy intuitivos. Les agradaba cualquiera que fuera amable con ellos.

Madeline solo pudo levantar a su hijo menor para consolarlo: "Pudding, la Tía Ava volverá a jugar contigo mañana. Sé un buen chico y come primero".

El pequeño parpadeó con sus grandes ojos llorosos y miró a Madeline seriamente.