Esposa Pecadora romance Capítulo 2403

Ava sintió repentinamente un frío cortante en medio de su somnolencia. Tembló y finalmente se despertó del frío.

Con su visión borrosa, Ava vio una figura que caminaba lentamente hacia ella. Levantó la cabeza con dificultad y vio un rostro familiar con una sonrisa siniestra a través de sus ojos llorosos.

Era Esther.

Ava cerró los ojos, recordó lo que había sucedido antes de desmayarse y volvió a abrirlos lentamente.

"Obviamente, fuiste tú". Ava respiró profundamente y se recompuso.

Mientras hacía memoria, apenas se movió, pero recibió una violenta patada por detrás. Esta patada le dio en la zona lumbar, causándole un dolor indescriptible.

"¡Ah!". Ava soltó por reflejo un gemido ahogado mientras se retorcía, el agua helada empapaba todo su cuerpo, penetrando su piel capa por capa. En este momento, se sentía extremadamente incómoda, pero aún así no cedió. Seguía intentando ponerse de pie.

Mientras intentaba levantarse, Esther se acercó y abofeteó a Ava dos veces en el rostro sin decir una palabra.

"P*rra, ¿conoces por fin el dolor? ¿Sabes que mi Naya está en la cárcel sufriendo cien, no, mil veces más dolor que tú ahora mismo?".

Esther levantó el pie y le dio una patada a Ava, que estaba tirada junto a sus pies, con una sonrisa aterradora y siniestra en el rostro.

"Ava, ¿tú y Eveline se creen muy listas por tenderle una trampa a mi Naya para que admitiera todos esos crímenes que cometió sin saberlo y finalmente fuera a la cárcel porque su culpabilidad era indiscutible?".

De repente, Esther alargó la mano y agarró a Ava, que temblaba por el dolor en su espalda. "25 años. ¿Sabes cuántos 25 años tiene una persona en su vida? Cuando Naya salga de la cárcel en 25 años, ni siquiera sé si hay alguna posibilidad de que la vuelva a ver. Si ve a la persona que la perjudicó en aquel entonces casada con el hombre que ama, ¿sabes el dolor que sufrirá?".

Esther rugió, jalando a Ava cada vez más fuerte.

Ava recibió unas cuantas patadas y le dolía tanto que no pudo aguantar más. Intentó luchar, pero fue en vano.

Los dos hombres la levantaron de un tirón y empezaron a golpearla sin piedad. Pronto, Ava fue arrojada al suelo, cubierta de moretones en todo su cuerpo.

"Naya es mi única hija en esta vida. Se suponía que iba a tener una vida feliz y bendecida, pero por tu culpa tiene que estar encerrada durante 25 años. Como su madre, ¿cómo esperas que acepte esto?".

Esther se elevó sobre Ava, que estaba casi en su último aliento. Entonces, una sensación de placer brotó desde el fondo de su corazón.

Ella se inclinó ligeramente y agarró el cabello de Ava, sus ojos eran agresivos.

"La vida de mi hija ha terminado, y la tuya también".