Esposa Pecadora romance Capítulo 2407

Ethan no pudo detener a Esther, así que solo les dijo cortésmente unas palabras a Jeremy y al resto antes de subir también.

Daniel se quedó en el mismo sitio con mucho en su mente. Se sentía muy ansioso, y una inexplicable sensación de malestar se extendía en su corazón. Esa sensación, poco a poco, se fue envolviendo en su corazón como una enorme cortina negra.

"Dan, vayamos primero a la estación de policía".

La voz de Madeline hizo que Daniel recobrara sus sentidos.

Él asintió, no dijo nada, y siguió a Jeremy y Madeline a la estación de policía.

De camino allá, vio en el celular de Jeremy las grabaciones de vigilancia de Ava subiendo al taxi y siguiendo a Esther. Las siguientes grabaciones en la calle no habían sido enviadas a Jeremy, por lo que no había forma de determinar dónde se bajaron Esther y Ava del taxi.

Esther se asomó por el balcón y observó cómo se alejaba el coche con una sonrisa despectiva.

"Si quieren llamar a la policía, adelante. Aunque la busquen siguiendo las grabaciones de vigilancia, no la encontrarán. ¿Le hicieron tanto daño a mi Naya, y aún así esperan que esa arpía regrese a casa sana y salva?".

Esther entrecerró los ojos. Había decidido matar a Ava sin importar las consecuencias.

Estaba a punto de llamar a los dos hombres que vigilaban a Ava, pero cuando se volteó, vio entrar a Ethan.

Esther miró a Ethan con rabia antes de dirigirse al tocador y sentarse.

Ethan se acercó con una mirada preocupada en su rostro. "Esther, ¿realmente sabes el paradero de Ava? ¿Adónde fuiste hace un rato? ¿De verdad te siguió Ava?".

Cuando Esther salió de la casa, le preocupaba que Ethan la siguiera. Por ello, llamó deliberadamente a un taxi y recorrió primero las calles.

Cuando sintió que ya había hecho suficiente, decidió ir a descargar su ira contra Ava.

Ella estaba muy agraviada y quería soltar todo sobre Ava para poder vengarse.

Sin embargo, mientras el taxi avanzaba por la calle, notó por el espejo retrovisor que un coche parecía seguirla.

Esther maldijo disgustada y le pidió al conductor que se metiera en el cruce de enfrente.

A continuación, el coche de atrás también se metió en el mismo cruce. Sin embargo, cuando el coche entró en el cruce, Esther ya se había bajado del coche y lo miraba con una sonrisa enigmática.