Esposa Pecadora romance Capítulo 277

Después de que Madeline dijera eso, el aire a su alrededor se congeló al instante. El único sonido que se oía era el viento otoñal que aullaba en el tejado. Pasaba por delante de sus caras una y otra vez.

La expresión de Eloise cambió mientras miraba a Madeline con incredulidad. "¿Qué has dicho? ¿Qué acabas de decir?".

Sean también se acercó a Madeline en ese momento. La miraba con una mirada interrogativa. "¿Qué tonterías estás soltando? Mi hija biológica está aquí. ¡Está bien y viva! ¿Cómo puedes maldecirla diciendo que lleva tres años muerta?".

Madeline sonrió sarcásticamente antes de soltar la mano de Eloise. "No estoy maldiciendo a tu preciosa hija. Solo estoy repitiendo lo que se dijo", dijo con calma mientras señalaba a Rose.

"La escuché decir esto con mis propios oídos. Dijo que tu hija está muerta desde hace tres años".

"¿Qué?".

Eloise y Sean miraron a Rose con incredulidad.

"¡Tonterías!", Rose negó. A pesar de sentirse frenética, no lo demostró. "Señor y señora Montgomery, no se dejen engañar por esta mujer. Nunca he dicho esas cosas".

"Vera Quinn, ¿por qué calumnias a mi madre adoptiva? ¿Qué es lo que quieres? ¿Estás diciendo que no soy la hija biológica de mis padres? ¿Estás tratando de empujarme a la muerte diciendo eso?", gritó Meredith con emoción.

Cuando Rose vio esto, dijo frenéticamente: "Mer, no te pongas emocional. Baja ahora. Si te pasa algo, el Sr. y la Sra. Montgomery se enfadarán mucho".

Cuando Eloise y Sean escucharon eso, miraron a Meredith con preocupación. Por otro lado, Meredith sacudió la cabeza con una mirada triste y desanimada. "Mamá, papá, ¿creén en las palabras de esta mujer? ¿Creen que no soy su hija biológica? ¿Es por eso que ya no se preocupan por mí? De acuerdo, está bien...".

Se rio amargamente mientras sentía que toda esperanza estaba perdida. "Jeremy me ignora y ustedes ya no se preocupan por mí. Entonces, ¿por qué debo seguir viviendo...?".

Meredith se dio la vuelta después de decir eso. Dio un paso más hacia el borde.

"¡Mer! ¡No! ¡Yo te creo! ¿Por qué no te iba a creer a ti y sí le creería a otra persona?", gritó Eloise. Su rostro se había vuelto pálido por el miedo.