Esposa Pecadora romance Capítulo 386

Resumo de Capítulo 386: Esposa Pecadora

Resumo do capítulo Capítulo 386 do livro Esposa Pecadora de Sixteenth Child

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Él se acercó hacía la anhelante Eloise, para sostener su mano. "¿Qué pasó, Elosie?".

Eloise tenía los ojos rojos, mientras presionaba su mano en su pecho. "Acabo de descubrir que Meredith... Ella... Nunca fue nuestra hija...".

"¿Qué--qué estás diciendo?". Sean puso una cara pálida.

Sean sintió temblar su cuerpo, cuando Eloise contó nuevamente todo el incidente.

Con Eloise a cuestas, fueron a hablar otra vez con Meredith; pero fue en vano ya que ella no estaba dispuesta a hablar.

Mientras tanto, Rose y Jon no aparecían por ningún lado. Parecía que se habían desvanecido en el aire.

Los dos regresaron a casa, al final; el vacío de la enorme villa, asfixiándolos.

Eloise buscó una pista en la habitación de Meredith, pero todo lo que pudo encontrar fue el colgante de oro, que había hecho años atrás, para su recién nacido.

El nombre "Eveline" todavía se podía ver, claramente, en el colgante.

El sol de la tarde era brillante; un marcado contraste con la penumbra, sobre el corazón de Eloise y Sean.

El corazón de Eloise se apretó, dolorosamente, mientras las lágrimas corrían incontrolables por sus mejillas.

Ni siquiera las reconfortantes palabras de Sean pudieron poner fin a sus lágrimas.

Aunque Sean no estaba mejor, parecía haber un atisbo de alivio en su interior.

Se sintió aliviado de que, una mujer tan desgraciada, no fuera su hija. Se sintió reconfortado de que su hija siguiera viva.

Toc, toc, toc. De repente, una criada llamó a la puerta de su habitación. "Señor, señora. El Sr. Whitman y la Sra. Vera, están aquí".

Eloise y Sean levantaron inmediatamente la cabeza, los ojos de Eloise brillaron con una oración de esperanza. "Quizás Vera sepa algo".

Con eso, se secó las lágrimas y bajó rápidamente las escaleras, ignorando el dolor de su mano.

Madeline sonrió al tiempo que miraba a Jeremy. "Con Jeremy aquí, estoy segura de que no hay peligro que pueda alcanzarme".

Con ello, se dio la vuelta y se sentó. Al alzar la vista, de nuevo, se centró en el medallón de oro que tenía Eloise en sus manos.

Una única mirada bastó, para que Madeline reconociera el medallón. Era el que le había regalado su abuelo, el que llevaba su nombre de nacimiento.

Luego sus ojos miraron a Eloise, quién parecía exhausta. Tenía la piel opaca y los ojos llorosos, como si hubiera estado derramando lágrimas.

Puede que haya estado preocupada por Meredith.

Madeline pensó en voz alta, con un tono irónico: "¿Está triste por lo que le pasó a Meredith, Sra. Montgomery? No es importante lo que piense de mí. Aunque se empeñe en decir que me burlé de Meredith, a propósito, no me lamento de lo que hice. Lo volvería a hacer, sin dudarlo. Meredith se merece un castigo, por sus actos".

Madeline observó cómo Eloise refunfuñaba con desprecio ante sus palabras, mientras las lágrimas empezaban a brotar por la esquina de sus ojos.

Madeline se asombró al ver tal reacción. Eloise alzó la mirada, para ver a los demás que estaban allí. "Lo siento mucho, Srta. Vera. Fui una idiota al negarme a su consejo y dudar de sus intenciones, cuando sólo estaba diciendo la verdad. En realidad, Meredith no es mi hija".

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