Esposa Pecadora romance Capítulo 611

"¡Papá!". La voz clara y dulce del pequeño Jackson, rompió el silencio.

Madeline levantó la mirada, hacia las puertas de hierro de la casa.

Realmente era Jeremy.

Llevaba un sencillo atuendo informal, y la camisa blanquecina añadía un toque de calidez, además de elegancia, a su aspecto frío pero apuesto.

Jeremy pareció sorprenderse un poco, al ver a Madeline, pero rápidamente esbozó una ligera y amable sonrisa, antes de caminar hacia la madre y el hijo.

La mirada de Madeline se posó, inconscientemente, en el corazón de Jeremy.

Pensó en el día en que Jeremy había llevado a la fuerza el cuchillo en su mano, atravesando su corazón.

La herida no pudo haber sanado, tan rápido.

"Papá". Sobre sus cortas piernas, Jackson corrió hacia Jeremy.

Jeremy se agachó y extendió los brazos, para saludar al pequeño. "Jack".

Abrazó al pequeño, cálido y suave, besando cariñosamente la mejilla de Jack.

"Mañana te irás a vivir a otro lugar, con tu mamá. Pórtate bien, ¿de acuerdo?", susurró, sus ojos sonrientes ocultando su indescriptible lucha.

Jackson parpadeó, mientras miraba a Jeremy con sus ojos grandes, claros e inocentes, al decir: "Jack quiere vivir con sus padres".

A Jeremy le dolió el corazón, al oír esas palabras, pero sonrió de mala gana y acarició la cabecita de Jack. "Papá tiene muchas cosas que arreglar. Llevará un tiempo. Cuando termine, vendré a verte, ¿de acuerdo?".

"Entonces, papá debe visitar a Jack. Mamá y yo siempre esperaremos a papá", dijo Jackson, estirando un lindo meñique.

Jeremy comprendió y estiró su meñique, para enlazarlo con el de Jackson.

Madeline observaba en silencio, a un lado. No había señales en su rostro amable y reservado, pero había olas que subían y bajaban en su corazón.

Jeremy terminó de enlazar su meñique con Jackson. Entonces, le entregó la caja de regalo, bellamente envuelta, que tenía en la mano.

Sus ojos se pusieron rojos por el viento, en el momento en que se dio la vuelta.

De hecho, él también había querido decir: "Linnie, es un placer verte hoy".

'Linnie, te irás mañana y no volverás a ver a esta escoria'.

'Sin mí, serás feliz'.

'Lo que en realidad quiero decir es... Lo siento, Linnie...'.

Al final, no pudo decir aquellas palabras. Resistió el nudo en la garganta, y el camino frente a él se volvió borroso.

Madeline miró en silencio la espalda de Jeremy, recordando la misma escena de la costa, del otro día. También era tan delgada y solitaria, como en ese momento.

De alguna manera, había una indescriptible sensación de vacío en su corazón, y algo le había subido a la garganta.

Quiso llamar a Jeremy, pero justo cuando iba a pronunciar su nombre, Felipe apareció frente a ella.