Esposa Pecadora romance Capítulo 759

Sorprendida, Madeline pensó que estaba alucinando.

Se secó rápidamente las lágrimas y volvió a mirar la entrada del hotel, con los ojos muy abiertos, pero no había ninguna cara conocida entre la multitud que tenía delante.

La visión le pareció real, así que Madeline cruzó inmediatamente el cruce de cebra y corrió hacia el lugar en el que Jeremy había aparecido, hacía unos momentos. Al mirar a su alrededor, no encontró a nadie.

Golpeada por el viento helado que la rodeaba, Madeline sintió que su corazón se enfriaba de nuevo.

Entre la bulliciosa multitud, se sentía sola.

‘Lo único que había deseado durante todos estos años de sufrimiento y dolor, era que simplemente nos amaramos, Jeremy. Es un deseo tan pequeño, pero ¿por qué no se puede cumplir?’.

‘¿Realmente no estamos destinados a estar juntos?’.

Madeline regresó, aún perdida, a Glendale, a su villa conyugal. Se quedó inmóvil durante un momento, antes de entrar finalmente.

El rostro de Karen se ensombreció cuando vio a Madeline.

Odiaba a Madeline con cada hueso de su cuerpo, especialmente después de enterarse por Felicity e Yvonne de que Madeline había participado en su secuestro. La aversión de Karen por Madeline solo había aumentado, desde entonces.

"¿Por qué has vuelto, Madeline? ¿Has olvidado que tú y Jeremy ya están divorciados?".

"¡Te digo que no te atrevas a pensar en hacerle daño a mi familia!".

"No hay manera de que Jeremy vuelva a casarse contigo. Nunca más estará con una mujer como tú".

Madeline quería ignorar a Karen, pero la última frase había tocado un punto sensible.

Se dio la vuelta y se encontró con Karen, con una mirada fría. "Tienes razón. Jeremy y yo nunca tendremos la oportunidad de volver a estar juntos. ¿Eres feliz, ahora?".

Karen se quedó inmóvil durante unos segundos, por la repentina y contundente aura de Madeline, antes de soltar una mueca. "¡Tienes razón, soy feliz! ¡Nada me hace más feliz que saber que Jeremy nunca más se relacionará contigo!".

"Jaja". Madeline se rio, mientras las lágrimas comenzaban a caer por las esquinas de sus ojos. "Felicidades, entonces. ¡Él y yo ya no tendremos la oportunidad de estar juntos, porque Jeremy está muerto!".

Tomó los álbumes de boda que estaban apilados junto a la cama y miró cada uno de ellos, mientras acariciaba los rasgos del hombre que aparecía en las fotos.

Madeline vio entonces un diario junto a la cama—su diario.

Al abrirlo, Madeline leyó los acontecimientos que habían registrado su triste pasado. La aspereza de las páginas le hizo imaginar todas las lágrimas que Jeremy derramó, al ver innumerables veces aquel diario, pues había muchas huellas de lágrimas en las páginas.

Tragándose sus lágrimas, Madeline sostuvo el diario entre sus brazos, mientras se tumbaba de lado en la cama. Las lágrimas rodaban por el rabillo de sus ojos, mojando la almohada bajo su cabeza.

Madeline inhaló en silencio, percibiendo el tenue aroma de Jeremy, que aún permanecía en las sabanas.

Pensó para sí misma: ‘Tal vez esto es lo que sintió Jeremy cuando yo morí’.

Lo más probable era que sí.

‘Parece que nunca podría haberte dejado ir, de todos modos, Jeremy’.