Esposa Pecadora romance Capítulo 913

Viendo que la situación era apremiante, Ken se apresuró a preparar el bote salvavidas.

Jeremy recibió dos disparos: uno en la espalda y otro en la pierna. La sangre, de color rojo oscuro, salía continuamente de las heridas del hombre.

El rostro de Jeremy palideció visiblemente. Incluso comenzó a parecer somnoliento y cansado.

"Jeremy, no te duermas. Aguanta, ¡no permitiré que te pase algo!". La voz de Madeline temblaba y sus manos, que sujetaban la gasa, también temblaban fuertemente.

Ella quería tratar sus heridas, pero no podía hacer nada bien.

Mirándola, que estaba llena de lágrimas, Jeremy levantó la mano enérgicamente y limpió suavemente las lágrimas que brotaban de sus ojos.

La voz de él seguía siendo muy agradable, pero su respiración era extremadamente débil.

Madeline cogió la manta de la cama con los ojos llorosos y presionó con fuerza la herida de Jeremy, pero la manta blanca, como la nieve, pronto se tiñó de rojo.

Ella estaba perdida y no sabía qué hacer. Las lágrimas calientes caían gota a gota sobre el rostro del hombre.

La mano manchada de sangre de Jeremy agarró con fuerza a la de Madeline. "No llores más. Sé una buena chica y vete con Lillian y Jack".

Madeline negó con la cabeza, con la mirada decidida. "¡Nunca me iré!".

"Linnie...".

"Jeremy, debes aguantar. Todavía no has visto nacer al niño en mi vientre. Todavía no has escuchado a Lillian llamarte 'papá'. ¡No dejaré que te pase nada!".

Los ojos cansados ​​de Jeremy miraron el estómago ligeramente protuberante de Madeline. Sus delgados labios se movieron un poco. "Lillian...".

Madeline quería llamar a Lillian, pero Ken se apresuró a entrar en ese momento. "¡He preparado el bote salvavidas! El yate se ha incendiado. Me temo que pronto explotará. Sr. Whitman, usted...".

Jeremy tomó la mano de Madeline, con su pálido rostro lleno de seriedad. "Anda, Linnie. Llévate a los niños y vete".

Sin embargo, Madeline seguía negando con la cabeza. "No iré". Agarró con fuerza la mano de Jeremy. "Jeremy, te acompañaré".

Aparte del rojo brillante que le molestaba en los ojos de ella, él parecía haberse vuelto gris a su vista.

"¡Jeremy! Jeremy!".

Madeline dejó escapar un grito desgarrador, pero el hombre no respondió más.

Él estaba apoyado contra el marco de la puerta, con su rostro blanco, como la nieve, sin sangre.

Ella se liberó de Ken con todas sus fuerzas, corrió de nuevo hacia Jeremy y lo abrazó para que él se apoyara en sus brazos.

"Jeremy, me prometiste que me darías felicidad. Pero, ¿cómo puedo ser feliz sin ti?".

"¿Puedes despertarte?".

"Jeremy, no te duermas, te lo ruego...".