Entrar Via

Esposa Sustituta, Matrimonio Verdadero romance Capítulo 14

—Sí... eso fue lo que pasó... —respondió Omar, pero pensó que algo estaba mal.

Sin embargo, Magdalena lo detuvo al instante:

—¡Ornar! ¿No me dijiste que ambos estuvieron bebiendo juntos y tuvieron un malentendido después?

-¡Gran señora Quiroga, yo no bebí con él, ni hubo ningún malentendido! -objetó Sabrina.

En ese momento, Magdalena quiso volver a argumentar a favor de su hijo, pero Ágata golpeó con furia la mesa a su lado y señaló a Lorenzo:

-¿Estás loco? ¿No es bastante obvio quién es el acosador aquí? Y, sin embargo, ¿todavía los apoyas? Estás ciego... ¡ciego, te digo!

-Madre, ya es bastante malo que no des a tu propia nuera y a tu nieto el beneficio de la duda. ¡Ahora confías en alguien que acaba de entrar en la familia Quiroga! Desde lo que le pasó a Yamila, te has vuelto ridiculamente irracional estos últimos años -dijo Lorenzo mientras sostenía la mano de Magdalena, era evidente que intentaba protegerla. Ágata se rio a carcajadas.

-¿Soy yo la que tiene la culpa aquí? Solo mira lo que le has hecho a tu propio hijo y a Yamila por culpa de esta mujer -dijo.

Ágata y Lorenzo estaban a punto de empezar una pelea cuando Magdalena se arrodilló de repente delante de la anciana.

-Madre, todo es culpa mía. - Lloró por lo bajo y se disculpó—: Conocí a Lorenzo de joven y nunca me preocupé por un estatus legítimo. Si Yamila no hubiera fallecido inesperadamente, nunca habría aparecido con Ornar aquí. Solo quería estar al lado de Lorenzo y vivir una vida tranquila con él.

Lorenzo y Ornar se apresuraron a ponerse en pie y fueron a ayudar a Magdalena a levantarse. Al mismo tiempo, el muchacho le lanzó a Sabrina una mirada fulminante, llena de odio, luego levantó la voz a propósito y dijo:

-Madre, ¿qué estás haciendo? Por favor, levántate.

Sabrina debería ser la que se arrodille para disculparse, ¡no tú!

-Magdalena, tiene razón. Eres una gran persona, pero demasiado buena —suspiró Lorenzo y trató de ayudarla a levantarse también.

Sabrina los miró a los tres y se quedó sin palabras. «Ah, ahora entiendo por qué dicen que la belleza está en el ojo del que mira. Incluso una mujer conspiradora como Magdalena puede ser considerada "buena"».

Sin embargo, Ágata vio las intenciones de Magdalena y se burló:

-Que se arrodille. Debería haberse arrodillado hace mucho tiempo y pensar en lo que ha hecho mal.

En ese mismo instante, Emiliano había bajado las escaleras. Como estaba saltando, estuvo a punto de tropezar y caer en el último escalón, pero, por suerte, Sabrina reaccionó rápido y lo agarró antes de que pudiera caer al suelo. Sin embargo, él le tomó las manos y se rio

como un tonto:

-Cariño, ¿qué haces aquí? Tengo mucha hambre. ¿Por qué no estamos comiendo todavía?

Sabrina no sabía cómo responder en esa situación y solo pudo decir:

-Madre, hace años que no diriges la empresa, así que no deberías preocuparte ahora. Lo único que tienes que hacer es cuidar tu salud y descansar.

Claramente horrorizada por el comportamiento de su hijo mayor, Ágata retrocedió unos pasos y lo miró fijo, respiró profundo, agarró la mano de Emiliano y resopló:

—Bien. Ya que crees que soy vieja y que te estorbo, no me preocuparé más por tus asuntos, pero, a partir de ahora, Emiliano y Sabrina se quedarán conmigo, ¡así que ustedes tres podrán disfrutar de su vida aquí solos!

Sabrina respiró aliviada cuando oyó que ya no tenía que quedarse en la misma mansión que Ornar y los demás. Sin embargo, Magdalena se levantó de inmediato e intentó impedir que Ágata se llevara a Emiliano:

-Madre, tienes razón. Después de todo, Emiliano es el hijo biológico de Lorenzo, así que debería quedarse en la casa principal. Además, aquí hay más sirvientes para cuidarlo.

-No necesitamos tantos sirvientes, soy su esposa y puedo cuidar de él. —Sabrina se apresuró a objetar.

Decidida, Ágata sujetó la mano de Emiliano sin soltarla y apartó a Magdalena:

—Apártate. Me llevaré a mi nieto para que se quede conmigo. Y no te atrevas a detenerme. Emiliano, Sabrina, ¡vamos!

María, que lo había presenciado todo, caminó delante e incluso chocó a propósito a Magdalena con sus caderas. Tras ella, Ágata tomó la mano de Emiliano y se marchó rápido, con Sabrina muy cerca. Era como si escaparan de la boca del lobo.

Mientras tanto, Emiliano incluso se acordó de despedirse como un tonto de Lorenzo y los demás.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa Sustituta, Matrimonio Verdadero