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Esposo Mafioso, quiero el divorcio. romance Capítulo 3

—Debo admitirlo, tu padre se aseguró de que te vieras presentable.

¿Presentable?

Satarah ignoró la punzada que sintió sabiendo que Dimitry era experto en lastimarla, desde que era un niño se le había dado muy bien.

—¿Debería agradecerte por el cumplido?

Ante su tono indiferente su ahora esposo arqueó una ceja.

—¿Después de que te casaste de repente tienes agallas?

Inhaló profundamente recordando la amenaza de su padre, tenía que mantener la calma frente a Dimitry o por lo menos fingir.

—¿Qué hacemos aquí de todas maneras?

—¿Te intimida mi presencia?

Ella casi entornó los ojos por sus constantes pullas, se levantó del sofá queriendo crear una distancia entre ambos.

—Nunca hemos estado demasiado tiempo juntos, supongo que nada cambiará entre nosotros.

—Tienes razón, no lo hará. Tu presencia no es la más interesante.

Satarah cerró los ojos de espaldas a Dimitry y agradeció que él no pudiera ver su expresión dolida. No llevaban ni una hora como “esposo” y ya comenzaba a lamentarse por obedecer a su padre.

—Entra —ordenó él una vez que la puerta sonó.

Solo en ese momento ella se dio la vuelta para ver quién entraba al despacho de Dimitry.

—Señor, todo está en orden.

—Retírate.

El hombre enseguida salió del lugar.

—Toma, puedes leerlo.

Dimitry le tendió los papeles que aquel hombre le había traído y Satarah no pudo evitar fruncir el ceño.

—¿Qué es?

—Un contrato de matrimonio —dijo como si nada sirviéndose una bebida sin mirarla—. Tu padre estuvo de acuerdo.

—¿Un contrato…?

—Básicamente establece los bienes que cada uno tiene, el tiempo de duración de este matrimonio será de un año o hasta que yo lo decida.

Satarah se sentó frente al escritorio de Dimitry mientras él le explicaba con aburrimiento de qué iba aquel contrato. Ella lo ojeó perdida en sus pensamientos.

“Mi padre lo leyó, no me importan los términos. De todas formas ya estoy atada a este matrimonio falso.”

—Debes cumplir tu papel como mi esposa a la perfección. No quiero que me avergüences. Al salir lo harás con protección.

Comenzó a firmar el contrato y justo después de hacerlo él concluyó.

—Ah, y lo olvidaba. Debes darme un heredero antes de que se termine el año.

—¡¿Qué?!

Horrorizada y con las mejillas rojas Tarah alzó la vista encontrándose con los ojos fijos de Dimitry. Él parecía tan indiferente como siempre.

Tal parecía que lo que había dicho era algo trivial y no de suma importancia como era un hijo.

Airada ella se levantó de la silla sin apartar la mirada de él.

—¡¿Y se te olvidó decirme lo más importante a lo último?!

—Te dije que leyeras el contrato —respondió después de dar un sorbo a su bebida.

El desinterés en su voz la hizo explotar.

—¡No hay manera! ¡Me engañaste!

Dimitry dejó salir un suspiro cansado como si estuviera hablando con una niña tonta y dejó la bebida sobre la mesa a su lado.

—No es mi culpa que ni siquiera hayas leído el contrato que te da un mafioso. Deberías tener más cuidado, Malyshka.

3. Contrato 1

3. Contrato 2

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