Jiang Ning asintió:
—Comencemos.
En la transmisión, Lin Qiang ya se había terminado una caja de pañuelos y tenía los ojos rojos e hinchados por llorar.
—Gracias, de verdad gracias.
Agradeció a la persona que había llamado para darle consuelo. Pero Lin Qiang se reía por dentro. Se reía de todos esos ingenuos que fueron tan fáciles de engañar. Incluso pensó que si hubiera entrado a la industria del entretenimiento habría ganado un premio al mejor actor o algo así.
¡Riiiing! El teléfono sonó de nuevo y el presentador no pensó dos veces en contestar.
-Hay tantos maravillosos espectadores que están preocupados por el señor Lin. Veamos quién llama esta
vez.
—Hola.
—Qué tal, señor, ¿también está llamando para mostrar su preocupación por el señor Lin?
-Sí, así es. Es lamentable lo de señor Lin Qiang. Yo de verdad me compadezco de él y odio a Lin Wen.
-Oh, ¿quisiera decir algo sobre eso?
—Quiero demandar a Lin Wen. Mi esposa trabajaba para el Grupo Lin y Lin Wen abusó de ella y hasta había puesto el ojo en mi hija que es menor de edad. ¡Quiero demandarlo!
Esas palabras causaron un alboroto al instante. Ni siquiera Lin Qiang podía haberse imaginado que habría una acusación tan escandalosa. Al presentador le brillaron los ojos.
—¿Podría dar más detalles?
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