—Eh, ¿por qué no vienes y duermes en la cama?
Después de un largo rato, Jiang Ning casi se había quedado dormido cuando escuchó la voz muy bajita de Lin Yuzhen. Ya no tenía sueño. No iba a perder la oportunidad de nuevo. De inmediato se levantó, enrolló su cobija y se acostó junto a Lin Yuzhen.
Su olor masculino alcanzó la nariz de ella y se sentía un poco tibio. La hizo sonrojarse. Se movió un poco más lejos de él pero la cama no era tan grande. Ya estaba pegada a la pared y sólo los separaba una cobija. En la oscuridad, podía sentir la respiración caliente de Jiang Ning.
—¡No te muevas!
Lin Yuzhen apretó los dientes. Si las luces estuvieran encendidas, Jiang Ning vería que su cara estaba tan roja como una manzana.
-No lo haré -respondió él con seriedad.
Había dado un gran paso, así que no planeaba ir más lejos y ponerla nerviosa y asustarla. Se envolvió en la cobija y no se movió más. Lin Yuzhen le lanzó una mirada furtiva. Tenía la cara y las orejas rojas. Se preguntó por qué rayos había aceptado compartir la cama si sólo estaban ellos en la habitación. ¿Qué iba a hacer ahora? No podía dejar que siguiera durmiendo en el suelo. Ya era abril pero las noches eran muy frías.
Lin Yuzhen estaba en un dilema y hasta se arrepentía un poco, pero ya no podía retractarse. Además, eran marido y mujer, así que era lógico que durmieran en la misma cama. Muchos pensamientos alocados le pasaron por la mente. Estaba dudosa y sentía nervios. Temía que Jiang Ning no fuera capaz de controlarse y de repente saltara sobre ella. ¿Debía seguirle la corriente o resistirse?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Héroe Retrasado