Jiang Ning abrió mucho los ojos.
—¿Vas a seguir haciéndome dormir en el suelo?
Jiang Ning tenía un semblante triste cuando explicó:
—Cariño, siento que me voy a resfriar pronto. Si sigo durmiendo en el suelo, no creo que mi cuerpo pueda soportarlo.
Se veía tan triste y lastimero, como si todo lo que decía fuera cierto. Lin Yuzhen lo miró muy seriamente y notó que Jiang Ning en verdad no tenía un buen semblante.
—Entonces…
—Bueno, de cualquier manera, Su Yun sólo estará con nosotros dos noches. Lo toleraré por ahora, pero si tengo que hacerlo por dos días más, no podré soportarlo. —Jiang Ning suspiró—. Esposa, trabajemos juntos y compremos una casa más grande.
Eso era justo lo que Lin Yuzhen estaba pensando.
Ella asintió.
—Sip. Así que tendrás que soportarlo una noche más, ¿de acuerdo? Ve con cuidado cuando lleves a Su Yun a Shengcheng.
Jiang Ning le contestó:
—No te preocupes, cumpliré la misión que mi esposa me dio.
Después del desayuno, número tres llevó a Lin Wen y a Lin Yuzhen a la oficina, mientras que el hermano Gou llevó a Jiang Ning y a Su Yun a Shengcheng. El hermano Gou estaba muy emocionado, no porque Su Yun fuera bonita, sino porque iba a Shengcheng. Ese aterrador lugar, lleno de peligro. En el pasado, nunca se hubiera atrevido a ir. Para él, ir a un lugar como ese era, en pocas palabras, marchar hacia su propia muerte. Ahora iba con Jiang Ning, así que estaba a salvo.
—Cuñado, no te ves muy bien —murmuró Su Yun—. ¿No dormiste bien anoche?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Héroe Retrasado