—Mi comida es muy mala ahora, pero mejoraré —dijo Lin Yuzhen después un largo rato.
Jiang Ning asintió, él nunca había dicho tal cosa.
Cuando llegaron a la oficina, Lin Yuzhen se puso a trabajar, los dos últimos proyectos se centraban en entrar en el mercado de Shengcheng. Las dos empresas con las que trabajaba tenían un papel muy grande en Shengcheng, por lo que trabajar con ellas era una gran oportunidad para que el Grupo Lin entrara en Shengcheng y Lin Yuzhen las veía como sus proyectos más importantes.
Jiang Ning le había dicho antes que siguiera adelante y que hiciera lo que quisiera, no necesitaba considerar las consecuencias porque él siempre estaría ahí para ella. El teléfono de Jiang Ning sonó y después de mirarlo, echó un vistazo a Lin Yuzhen quien estaba concentrada en el trabajo.
—Parece que la entrada del Grupo Lin a Shengcheng no va a ser muy fácil —dijo con mucha calma pues no le molestaba en lo absoluto.
Proteger a su esposa era una cosa significativa en sí misma, además ella era tan adorable. En cuanto al gran cambio que iba a ocurrir en Shengcheng, a Jiang Ning no le podría importar menos.
Mientras tanto en Shengcheng.
Zhang Cheng todavía tenía un brazo enyesado y estaba tirado en el suelo. Había marcas rojas de cinco dedos en su cara, como si su humillación estuviera grabada en su rostro.
—¿Admitir la derrota ahora?
El hombre sentado delante tenía una expresión cruel, era como una bestia salvaje que estaba lista para morder la cabeza de Zhang Cheng en cualquier momento.
—Suelta a nuestro jefe y ven por mí si es que te atreves. —rugió enfadado Lin Wu, quien ni siquiera podía estar de pie, así que lo retaba mientras estaba arrodillado.
¡PAM! Sin vacilar, un cuchillo afilado atravesó al instante el pecho de Lin Wu y la sangre brotó derramándose por todas partes.
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