La noticia se había esparcido como un virus y todos en los círculos ilegales de Linhai y Tianhai sabían lo que había ocurrido. Todos sabían que Lu Qian sólo tenía un hijo y que lo mimaba por completo. Pero ahora su hijo único estaba muerto. Y había muerto en Donghai. Además, su hermano, Dragón Explosivo, también había muerto ahí.
Lu Qian había atacado con tanta fiereza y había logrado sacar al maestro Fu, quien controló Tianhai durante más de veinte años. ¿Quién se atrevía a ofenderlo ahora? Esa persona de Donghai de verdad estaba cansada de vivir.
Todos los de los círculos ilegales de Tianhai temían por su vida. Se apresuraron a romper lazos con Donghai aunque ni siquiera tuvieran uno. Todos en Linhai estaban tan furiosos como Lu Qian. Querían seguirlo para arrasar con el círculo ilegal de Donghai.
Para entonces, Zhang Cheng había dicho que cualquiera que quisiera llevar problemas a Donghai tendría que vérselas con él primero. A los ojos de todos los demás, Zhang Cheng estaba pidiendo morir. Era claro que estaba cansado de vivir porque se había atrevido a molestar así a la familia Lu.
Sin embargo, Lu Qian no se preocupaba por él. Sólo pensaba cómo mataría a Jiang Ning y a todos los de círculo ilegal de Donghai para enterrarlos junto con su hijo.
Muy temprano, la procesión del funeral salió con gran ostentación desde la casa de los Lu en Linhai y se dirigió a Donghai. Había más de diez autos adornados con sábanas blancas. La atmósfera eran tan pesada que era difícil respirar. Lu Qian siempre hacía todo en público. No tenía intención de vengarse en secreto. Quería que todos supieran que él, Lu Qian, iba tras ellos. Quien mató a su hijo tendría que pagarlo con su propia vida.
Antes de que el círculo ilegal de Donghai se pusiera nervioso, el círculo legal entró en pánico. El gobernador Zhang interrumpió todo su trabajo y corrió a buscar a Jiang Ning.
―Señor Jiang, es demasiado peligroso quedarse, tiene que irse un tiempo.
El gobernador todavía tenía una expresión sombría en el rostro. Aún podía usar su influencia para bloquear los ataques legales, pero ¿qué pasaría con el lado ilegal? Sabía algo sobre lo crueles que podían ponerse las cosas ahí. No era cosa de risa. Si un montón de locos perdían los estribos, todos sufrirían.
Ya había enviado a sus hombres a vigilar la frontera para que Lu Qian y sus hombres tuvieran problemas para entrar a Donghai, sin embargo, no sabía cuánto aguantarían, pues quien estaba detrás de la familia Lu era…
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