El hermano Hu se limpió el rostro con la mano e hizo un gesto. Dos de sus hombres se acercaron.
—¿Cuántos hombres nos atacaron?
-Sólo uno, Hermano Hu.
-¿Uno? -El hermano Hu puso los ojos como platos y se veía tan amenazante como un feroz tigre-. ¿Un solo hombre los dejó así de golpeados? ¡Pedazos de basura inservible!
Ninguno se atrevió a contestarle.
-Director Lin, una docena de mis hombres siguen en el hospital, ¿acaso no es lo correcto usar esos dos millones para pagarlo? —resopló el hermano Hu y se volvió para mirar a Lin Qiang. Nunca había devuelto el dinero que había recibido—. En primer lugar, usted no me dijo que alguien tan formidable andaba cerca de Lin Yuzhen.
-¿Formidable? -continuó Lin Qiang con deprecio en la voz—. Sólo es un indigente que adoptaron como yerno. Supongo que está acostumbrado a pelear por la comida de la basura, así que pelea como salvaje.
Para él, Jiang Ning era ese tipo de persona. Cuanto menos temía morir, más miedo causaba. Además, era un enfermo mental y nadie podía detenerlo cuando tenía un episodio.
—Sólo te preguntaré una vez. ¿Puedes hacer esto, hermano Hu? Si no, buscaré a alguien más.
El hermano Hu entrecerró los ojos y miró a Lin Qiang, luego esbozó una amplia sonrisa.
-Claro, con tal de que pague, yo puedo hacer cualquier cosa. Sólo es cuestión de cuánto esté dispuesto a pagar.
Lin Qiang maldijo en silencio al hermano Hu por su codicia, pero sabía que no tenía otra opción. Lin Yuzhen era la única a cargo del proyecto y si tenía éxito, sería una amenaza demasiado grande para él y para su hijo. El viejo nunca le daría tareas importantes a Lin Yuzhen, pero en cuanto ella había logrado hacer relación con gente como Huang Yuming, era difícil predecirlo.
Así que aunque el proyecto fallara, a Lin Qiang no le importaba. Después de todo, las pérdidas que sufrieran eran dinero de su padre. Lo que Lin Qiang quería era el control del Grupo Lin. En cuanto Lin Xiao muriera, todo sería suyo. Lin Yuzhen y su familia ni en sueños verían un solo centavo de su parte.
-Te daré tres millones más -concluyó Lin Qiang-. No me importa qué hagas. Destruye a Lin Yuzhen o destruye la fábrica. ¡Quiero que este proyecto fracase!
-Se lo prometo. -El hermano Hu le devolvió una sonrisa fría.
Si había buen dinero, él haría lo que fuera. Con unas cuantas palabras, se había echado cinco millones de dólares a la bolsa. A fin de cuentas, seguía siendo mejor trabajar para empresarios.
-Director Lin, quédese tranquilo. En cuanto tenga el dinero, le daré resultados en un día.
—Espero buenas noticias.
Se sonrieron con frialdad entre sí.
Al día siguiente el desayuno era aún más suntuoso. Incluso había tentempiés típicos de Donghai. Obviamente Su Mei había ido muy temprano al mercado para conseguirlos. Jiang Ning estaba tan conmovido que se comió todo sin dejarle nada a Lin Yuzhen.
-¿Por qué no compraste para mí, mamá?
Para cuando Lin Yuzhen se había cambiado, el platón de la mesa ya estaba vacío y ella arrugó la nariz de inmediato. Apenas habían pasado unos días pero parecía que su mamá se estaba volviendo la mamá de Jiang Ning. ¡Tenía preferencia!
-Has comido de esos desde que eras muy pequeña, ¿no te has hartado? -respondió Su Mei desde la cocina-, Jiang Ning ha vivido en la calle tantos años y casi nunca tuvo oportunidad de probarlos. Déjalo que coma más.
Lin Yuzhen miró indignada a Jiang Ning, pero él sonreía
alegremente.
-Nos vamos en cuanto acabes de comer.
Después de desayunar, se fueron en dirección a la fábrica. De camino, Jiang Ning estaba de buen humor pero Lin Yuzhen estaba un poco triste. Se quejaba para sí misma de que Jiang Ning fuera tan astuto al ganarse el favor de su madre en unos pocos días. Su madre era tan amable con él pero ni siquiera lo había reconocido como yerno.
Al mismo tiempo, sin embargo, ella sentía mucho respeto por Jiang Ning. Los trataba a todos con sinceridad y honestidad, y protegía a Su Mei y a Lin Wen como si fueran sus verdaderos padres. Después de todo, tenían un corazón. Lin Wen y Su Mei eran gente bondadosa, así que de inmediato podían ver cuán sincero era él. Pero si los dos lo aceptaban, ¿significaba que ella tendría que casarse con él de verdad y serían marido y mujer?
Cuando pensó eso, Lin Yuzhen sintió que se sonrojaba y miró a Jiang Ning. Por un lado, no se veía tan mal. Era muy rico, pero no tenía mentalidad de adinerado. Era muy bueno para pelear, entonces podía proteger a la familia.
¿Pero quién era este hombre?
"¿Por qué me ves tanto? No te habrás enamorado de mí, ¿o sí? -Jiang Ning sonrió.
"¿Qué tonterías dices? —Lin Yuzhen se volteó de prisa, como si la hubieran atrapado con las manos en la masa—. No te des tanto crédito. Mi mama aceptó que te quedaras porque te tiene compasión por haber sido indigente. No lo pienses mucho.
-Entendido -asintió Jiang Ning.
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