Lu Qian sintió que el cabello se le erizaba. Jiang Ning era demasiado dominante. Era realmente audaz. ¿Acaso no le importaba quién lo apoyaba?
Los aullidos y gritos detrás de él continuaban. Probablemente quedaban menos de cien hombres de los trescientos que trajo. Y apenas habían pasado unos minutos. Miró hacia Donghai y sintió que era un oscuro tornado. Era un agujero negro. Todo el que entrara acabaría hecho pedazos.
―¡Ah, aaaaaaah!
Lu Qian gritó y comenzó a huir a causa del pánico, como si se hubiera vuelto loco. No le importaba que Dragón de Sangre y Dragón de Hielo estuvieran muertos en el suelo y tampoco pareció importarle que el cuerpo de su hijo aún estuviera en el auto. Corrió hacia un lado y siguió corriendo aunque estaba cubierto de lodo.
Jiang Ning no tenía intención de perseguirlo. Esa hormiga no valía su tiempo.
―Maestro Fu, ¿este regalo es lo suficientemente sincero?
Jiang Ning volvió a su silla y su expresión era de tranquilidad, como si de verdad hubiera aplastado a un par de hormigas. No podían provocar ningún cambio en sus emociones.
El lado del hermano Gou había llegado al máximo de su emoción después de su matanza. Cuando los trescientos hombres vieron que Dragón de Sangre y Dragón de Hielo habían enfrentado un destino terrible y que Lu Qian había huido aterrado, ninguno pudo soportarlo. Su espíritu de lucha se había ido. Todos corrieron como locos sin siquiera mirar atrás ni recoger los zapatos que se les quedaron. Chillaron y corrieron tan rápido como podían para ir lo más lejos posible de Donghai. No querían acercarse nunca más ni querían volver a escuchar la palabra Donghai.
Había un fuerte olor a sangre en el aire y ni siquiera el viento podía disiparlo. El hermano Gou y los demás jadeaban y les temblaba el cuerpo. No era porque tuvieran miedo sino porque estaban tan emocionados. Nunca imaginaron que pudieran volverse tan poderosos. Nunca pensaron que Jiang Ning podía ser tan fuerte. De verdad ese hombre era un dios. Donghai era territorio prohibido. Eso estaba grabado en lo profundo de sus corazones. Donghai era un territorio que Jiang Ning había creado y era el lugar que ellos protegían. Quien se atreviera a causar problemas, moriría, sin importar quién fuera.
―Limpien el lugar. Vamos.
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