Después de darle instrucciones al hermano Gou para vigilar la obra, Jiang Ning partió y condujo hacia el centro comercial para recoger a Lin Yuzhen y a su madre.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que fueron de compras. Su Mei había usado el mismo vestido por muchos años y no se hacía a la idea de comprar uno nuevo.
-Mamá, ya vimos varias tiendas, ¿no hay algo que te guste? -Yuzhen se encogió de hombros y añadió-: Estas son prendas de temporada, no hay nada en descuento aún.
Ella sabía que su madre buscaba tiendas con rebajas para comprar un par de prendas.
-Busquemos un poco más, debe de haber una en algún lado. -Mei sonrió tímidamente.
Su familia no estaba bien y quería ahorrar para tener dinero y tratar las piernas de Lin Wen, por lo que no podía darse el lujo de gastar. Lin Yuzhen se sintió triste por su madre. Ella era muy bonita cuando joven y Lin Wen había quedado discapacitado a causa del accidente no mucho después de su matrimonio. Debido a la situación por la que atravesaba su familia, nunca se preocupó por arreglarse. Incluso casi nunca compraba ropa.
-¡Mamá, esta tienda tiene ropa que se te vería muy bien! -Cuando Lin Yuzhen pensó eso, llevó a su madre adentro.
Aunque las prendas costaran lo equivalente a un mes de sueldo, le compraría ropa linda a su madre.
—Hija, ¡esto es de marca! ¡Es muy caro! —Mei susurró a su hija mientras salía de la tienda. Toda prenda que escogía costaba varios miles de dólares y para ella era muy caro.
-No te preocupes, sólo daremos un vistazo. Date una vuelta por la tienda antes. -Lin Yuzhen jaló a su madre de vuelta a la tienda.
—Disculpe, si sólo verá y no comprará nada, por favor no arrugue la ropa. -Una chica muy maquillada se acercó desde el mostrador con una sonrisa en su rostro, pero no habló con buenos modales-. Será más difícil de vender para nosotros si las ropas están maltratadas.
La chica de la tienda había visto muchas personas que llegan sólo para ver y no les alcanzaba para comprarse la ropa. Las tomaban, se las probaban y las arrugaban, por lo que el personal tendría que plancharlas de nuevo.
El rostro de Mei se enrojeció de vergüenza, pero Yuzhen se molestó.
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