Después de estar ahí viendo y riéndose un rato, Sun Ling se fue.
Lin Yuzhen llegó en auto a la tienda. Estaba dando vueltas por las tiendas para monitorear el estado de las ventas, sin embargo, no esperaba que esto sucediera. En cuanto escuchó la noticia, fue de inmediato a la tienda más cercana.
―¿Cómo pasó esto?
Lin Yuzhen vio que la fachada era un caos y estaba tan alterada que quiso bajarse de auto en ese momento.
―Espera. ―Jiang Ning la jaló―. ¿Qué quieres hacer?
―Tengo que explicarles ―respondió ella con ansiedad―. Estoy segura de que no hay problemas con nuestro producto y esto no debería pasar.
El Grupo Lin tenía estrictos controles de calidad, así que no debería ocurrir aunque uno tuviera piel sensible. Tenía que explicarlo y decirle a los consumidores que el Grupo Lin jamás haría algo así.
―El caos es demasiado y no es seguro que salgas ―dijo Jiang Ning sin rodeos.
No era tonto. Podía darse cuenta de que alguien estaba detrás de todo eso. Además, ese tipo de método era realmente sucio.
―Es cierto, Yuzhen, no puedes ir. Obviamente alguien está causando alboroto a propósito entre estas personas. ―Ye Qingwu también estaba ahí y se dio cuenta―. Temo que te hayan puesto una trampa y estén esperando que vayas.
Ye Qingwu había visto a otros usar esas tácticas en el círculo del entretenimiento.
―Entonces, ¿qué hacemos?
No podrían dar con la persona que ideó ese plan con tan poco tiempo. Y aunque lo hicieran, tendrían que lidiar adecuadamente con la situación, de otro modo sería un golpe fatal para el nuevo producto del Grupo Lin.
―Yo iré ―dijo Ye Qingwu.
―¿Qué? ―Lin Yuzhen negó con la cabeza―. ¡No! Es mucho más peligroso para ti.
¡Ella era una figura pública!
―Jiang Ning puede acompañarme. Tú sólo quédate en el auto, Yuzhen. No te preocupes, he visto este tipo de falsas acusaciones y sé cómo manejarlas.
Se volvió hacia Jiang Ning y este asintió. Curiosamente, los dos habían tenido la misma idea para manejar esa crisis repentina.
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