Sun Linlin no esperaba que Jiang Ning fuera tan agresivo y que de hecho le rompiera las piernas a Zhang Yi en el acto. Ya que Zhang Yi trabajaba para ella, ¡romperle las piernas era como abofetearle a ella el rostro! Después de saber cómo Jiang Ning estaba relacionada con el Grupo Lin, Sun Linlin ya no estaba enfadada. En vista de que ya eran enemigos, no había nada de malo en añadir unas cuantas disputas más, las cuales resolverían tarde o temprano, si Jiang Ning seguía ofendiéndola en este momento, solo moriría de forma más horrible en el futuro.
—Envíenlos al hospital. Todos esos inútiles pedazos de basura no pueden hacer ni siquiera algo pequeño. —Sun Linlin se burló.
Ya que el plan de Zhang Yi de comprar la agencia había fracasado, no perdería más tiempo en eso. Quería utilizar el método más fácil para destruir a Ye Qingwu y al mismo tiempo atacar al nuevo producto del Grupo Lin para que perdieran el mercado incluso antes de entrar en Shenghai, y así es como se vengaría de ellos. Pero como el método más fácil no había funcionado, entonces tendría que ir por el más difícil.
—¡Hum! Sólo es un hombre que se integró a la familia de su esposa y se atreve a ser tan arrogante. Así de audaz es el Grupo Lin. —Sun Linlin encendió otro cigarrillo y comenzó a pensar en la manera en que haría otro ataque.
¡RIIIIN, RIIIIN! Su teléfono comenzó a sonar, y sus ojos se iluminaron cuando vio quién llamaba, contestó de inmediato.
—Cariño, ¿ya estás aquí? —El ánimo de Sun Linlin mejoró aún más cuando escuchó su respuesta—. Lo entiendo, todo va a ser mucho más fácil contigo cerca. Te esperaré en el hotel.
Alguien de la familia Song estaba aquí, esta vez el que había venido era su esposo, el segundo hijo de la familia Song, Song Cheng. Sabía que había una gran conmoción en Shenghai y que había afectado a los planes que la familia Song tenía en un principio para esa ciudad. Song Cheng había venido en representación de la familia Song para investigar por qué había ocurrido todo eso. Sun Linlin no había esperado mucho cuando Song Cheng llegó al hotel. Iba acompañado de varios hombres y ella pudo comprobar que ellos hombres eran unos luchadores bastante buenos.
— Cariño. —Sun Linlin era como un gatito y de inmediato se restregaba a Song Cheng, lo tomó del brazo y se comportó de forma muy cariñosa con él.
—Por fin estás aquí. Si hubieras llegado un poco más tarde, me hubieran intimidado otras personas.
Song Cheng se rio y le acarició la mano.
—¿Quién se atreve a intimidar a mi mujer?
Se sentó y Sun Linlin le preparó el té. Los demás se quedaron en la puerta y no se atrevieron a interrumpir su conversación.
—¿Quién más? El Grupo Lin y Ye Qingwu —Sun Linlin se burló—. Mi familia sufrió mucho por culpa de ellos, e inclusive mi hermano menor ahora está lisiado por su culpa.
—¡Entendido, cariño! —La alegría se reflejaba en su rostro. Estiró una mano para tirar de la ropa de Song Cheng y no ocultó la expectación que había en sus ojos—. Cariño, no te he visto desde hace unos días, ¿me extrañaste?
Song Cheng se rio, se recostó en el sofá y dejó que Sun Linlin lo tocara.
—¿Tú qué crees?
—Entonces... ¿extrañas mi cuerpo o extrañas mi voz?
Sus manos eran como una serpiente que se deslizaba desde su camisa y empezaba a acariciar su pecho.
—¿O es que acaso extrañas las dos cosas? —Sun Linlin le susurró al oído con voz coqueta—: Muéstrame cuánto me extrañaste.

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