Jiang Ning no se aguantó para nada. Sus palabras frías como el hielo hicieron que Jin Ran se estremeciera. ¡Estaba loco! ¡Un total lunático! Finalmente le creyó a Lin Feng cuando dijo que Jiang Ning era básicamente la mascota de Lin Yuzhen.
—Échalos a todos.
De atrás de Jiang Ning aparecieron algunas personas y tomaron a Lin Feng y a Jin Ran para sacarlos. Jiang Ning volteó hacia arriba para ver que había una persona más que no había dicho ni una sola palabra en todo el camino.
-Estoy viajando con ellos, pero no somos del mismo tipo.
El joven sonrió y asintió mientras apretaba las manos.
-Perdón por molestar.
Después se fue por decisión propia. Lin Yuzhen estaba un poco preocupada. No le tenía miedo a Lin Feng, lo que la asustaba era que Jin Ran era de la familia Jin en
Shengcheng. Recordó que los Jin en Shengcheng eran una familia muy poderosa.
-Jiang Ning, ¿no crees que exageraste un poco las cosas? Escuché que la familia Jin de Shengcheng es muy poderosa.
Jiang Ning ha arruinado tantos asuntos desde que lo conoció, ¿no es así?
-No dejaré que nadie te moleste.
Jiang Ning volteó a ver a Lin Yuzhen:
-No importa esta familia Jin. Incluso si esas familias adineradas en Jingdu dicen algo malo sobre ti, yo me encargaré de que desaparezcan durante la noche.
Tenía una expresión extremadamente seria y para nada estaba bromeando.
Lin Yuzhen se sonrojó. Este sujeto... cuando la protegió, realmente la conmovió. Jiang Ning no dijo nada más.
Tomó la mano de Lin Yuzhen y fue a su cuarto privado de siempre para dejarla tener una buena comida. Pero justo abajo:
-¡Ay!
Lin Feng y Jin Ran estaban tirados en el pavimento como animales muertos, llamando la atención de varios transeúntes.
—Con que intentaron llevarse una comida del restaurante y los echaron. ¿No saben dónde están?
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