Una de las empresas era como una edificación que conducía al cielo y a la que los demás solo podían ver alzando la vista. La otra era como una estrella recién formada, pequeña y débil aún. Las dos estaban destinadas a luchar entre sí.
Aquella rivalidad desconcertó a mucha gente. Además de reírse del exceso de confianza que el Grupo Lin tenía en sí mismo, también sentían que el Grupo Linglong estaba exagerando y que intentaba matar a una mosca a cañonazos. Sobrevaloraban al Grupo Lin. No obstante, al igual que Lin Yuzhen, a Long Ling'er no le importaban los comentarios de los demás. Se mantuvo firme en su decisión y utilizó todos los recursos a disposición de la empresa para acabar con su rival. ¡Ella impediría que entraran en el norte!
Aquella lucha encarnizada sacudió el mundo de los negocios. La atención de mucha gente se desvió de la actividad ilícita de Donghai y se centró en la lucha en el mundo de los negocios. Había muchos moviéndose en secreto y con discreción.
En la zona rural del norte. En un callado bosque de bambú. En el tranquilo recinto de un pequeño pabellón de té, un hombre detrás de unas persianas, preparaba un té diferente, la fragancia había cambiado.
—Mi Señor, hemos perdido el contacto con ellos, me temo que han muerto.
—¿Enviaron alguna noticia?
—No, ninguna. Quizás no llegaron a tiempo, o quizás... no lograron encontrar nada.
—Tch. ¡Idiotas! —dijo de repente con voz fría el hombre tras las persianas—. ¡Se les ocurrió intentar matar a la hija de la Familia Long para tantear el terreno! ¡Qué estupidez! ¡Este no es momento de hacer enfadar a las familias poderosas!
El hombre que estaba arrodillado afuera no se atrevió a decir nada.
Su Señoría dijo que podían utilizar el método que fuera necesario. Solo escucharon las instrucciones y querían resultados sin importar los métodos o artimañas a las que recurrieran, pero seguro que tratar de asesinar a Long Ling'er no estaba entre los planes de Su Señoría. Si no morían allí, los asesinarían si regresaban.
»Recibí información que dice que el hombre de Donghai no viene del norte y que no es ese hombre —dijo Su Señoría—. De ser así, no tenemos que preocuparnos tanto en este momento. Por ahora, será mejor que todos ustedes vigilen a esas poderosas familias del norte, ¡en especial a las más importantes!
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