Héroe Retrasado romance Capítulo 680

Sin embargo, los que venían a atacar a Li Dong parecían caer en un remolino. Desaparecían sin dejar rastro como si nunca hubieran venido. Li Dong se sentó en la casa del té. Las heridas de su rostro se habían secado y estaban cubiertas de costras, lo que le aportaba un aspecto más maduro y resistente.

—¡Sin dudas, el Grupo Lin va a entrar en el mercado del norte y nadie puede bloquear nuestro camino!

La persona sentada frente a Li Dong era un cliente que acababa de llegar. En un inicio, vino diciendo que quería trabajar con el Grupo Lin, pero ahora había revelado sus verdaderas intenciones.

—¡Jo, jo! El Grupo Lin es de veras arrogante, pero no puedes decidir si puedes entrar en el norte o no. Si estás en Tianbei, deberás pasar por nosotros primero —dijo el hombre sentado frente a Li Dong con voz fría—. Puedes reconsiderar las condiciones que te ofrecí en un inicio ¡Si pierdes esta oportunidad, puede que no tengas otra!

Li Dong negó con la cabeza.

—¡Yo te diré lo mismo!

En cuanto Li Dong dijo eso, varios hombres aparecieron en un abrir y cerrar de ojos.

¡Smac!

¡Smac!

¡Smac!

Después de unos cuantos sonidos amortiguados, ya no había nadie delante de Li Dong.

»Hermano Gou, gracias.

A Li Dong ahora lo utilizaban como carnada para atrapar a todo el que conspiraba contra el Grupo Lin. Eran codiciosos, crueles y despreciables. Querían ganarse el reconocimiento del Grupo Linglong y también utilizar esta oportunidad para obtener todo el dinero posible del Grupo Lin. ¡Todos merecían morir!

En un día, ocho grupos de poderes desaparecieron por completo. Dos días después, otros doce grupos desaparecieron sin dejar rastro. La gente de Tianbei empezaba a notar que algo iba mal. Muchos habían intentado crearle problemas al Grupo Lin, pero Li Dong permanecía sentado en aquel lugar como una estatua. Estaba allí, con la misma confianza y tranquilidad de siempre. Había quienes querían dar un golpe, pero no se habían atrevido hasta ahora. Enviaron a mucha gente a investigar lo que pasaba, pero nadie regresaba.

—¿Qué está pasando? ¿Dónde están?

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