Li apretó los labios claramente y su rostro se palideció. Pero no se retiró y lanzó otra patada.
¡PUM!
Pero Jiang Ning era más rápido que él. También lanzó una patada y aterrizó su pie en los hombros de Li. La patada mandó a volar a Li con un fuerte ¡PLOF! Era el sonido de huesos rompiéndose.
—Ahhhh...
Ese grito de dolor lleno de sangre hizo que Wang Gao y el resto sintieran los pelos de punta. Li rugió con fuerza y no le importó que le acabaran de fracturar el hombro. Agitó los puños otra vez, había una mirada asesina en sus ojos. Este hombre de verdad era violento. Desafortunadamente para él, se enfrentaba a un Jiang Ning aún más violento.
¡PUM! ¡PUM! ¡PUM!
Tres puñetazos consecutivos azotaron el hombro bueno de Li y sus piernas, se escuchó con claridad un sonido de ¡PLOF! Con cada golpe. En un abrir y cerrar de ojos, Li colapso en el suelo. No se podía mover, excepto para retorcer el torso y rugir en voz baja. Se le rompieron cuatro costillas.
La taza de té en la mano de Wang Gao cayó al suelo. Xu Rong quería ponerse de pie, pero sintió débiles las piernas y no pudo. Todos los demás jefes estaban o aguantando el aliento para concentrarse o respirando hondo o sujetándose con fuerza a los descansabrazos de sus asientos. Sentían que estaban cerca de la muerte. Sus subordinados a su lado parecía que se enfrentaban a un enemigo poderoso.
Cuando la mirada de Jiang Ning se abrió paso entre la multitud, el miedo se apoderó de sus huesos y era lo único en sus mentes. Si se enfrentaban a Jiang Ning, de seguro morirían. Hasta Huang Yuming y el hermano Gou sintieron lo mismo, aunque ya conocían el poder de Jiang Ning.
Huang Yuming tuvo que mantener la postura de jefe, pero si no hubiera encajado las uñas en su carne con tanta fuerza, también se hubiera caído de la silla. En cuanto al hermano Gou, ahora era definitivamente un fiel devoto de Jiang Ning. Sintió que podía ver el aura alrededor de Jiang Ning. Ese hombre era un maldito dios.
-¿A esto llamas un luchador hábil? -Jiang Ning se desempolvó las palmas y vio a su alrededor. Su mirada se posó en Xu Rong y Wang Gao, haciéndolos sentir como si estuvieran sentados sobre agujas—. ¿Escondiste a tus luchadores?
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