Para entrar de verdad en el mercado del norte, había que pasar cinco pórticos. Tianbei era solo el primero. El Grupo Lin lo había controlado y Li Dong se había vuelto famoso allí en un corto periodo de tiempo. Él había hecho que el Grupo Lin ganara prestigio en un abrir y cerrar de ojos. Su fuerte postura había hecho que algunas personas de la industria comentaran que el Grupo Lin era imparable. No obstante, todas las familias poderosas del norte, y en especial las que sabían mucho sobre el norte, sabían que Tianbei era el pórtico más fácil de controlar. Después de todo, los que controlaban esa ciudad, eran un grupo de familias de tercer nivel. Por eso, no podían enfrentarse al prometedor Grupo Lin. De los cinco, había tres que no valía la pena mencionar. Sin embargo, los dos últimos estaban respaldados por personas con poder tanto en los círculos legales como ilegales. Si no querían dejar entrar al Grupo Lin, entonces no había forma de que pudiera entrar. Además, los patrocinadores de estos dos pórticos se beneficiaban de una gran parte de las ganancias del Grupo Linglong. Por esta razón, no estaban dispuestos a ver cómo alguien más se quedaba con una parte de sus ganancias. El plan del Grupo Lin de entrar al norte estaba destinado al fracaso. Además, también cargarían con la mala reputación de ser una empresa poco confiable. No conseguirían entrar en el norte e incluso, podrían perder su mercado actual en el sur. No obstante, nadie en el Grupo Lin sabía esto. De hecho, sentían que estaban a punto de ganar la guerra y estaban muy contentos por ello.
Cheng Feng pensaba en el Grupo Lin. En la anticipación, en la esperanza, en la decepción y en la desesperación que sentirían al final. No podía esperar a verlo. «Liu Hong es en verdad sorprendente. La idea de darles un momento de gloria antes de destruidos por completo, es extraordinaria».
—¡Espera y verás la caída del Grupo Lin! Una vez que hayan sido destruidos por completo, ¡será nuestro turno de recoger la cosecha! —Cheng Feng empezó a reír a carcajadas.
Conocía a Liu Hong desde hacía muchos años y esta no era la primera vez que hacía una maniobra de este tipo. Cheng Feng se sentía entusiasmado sin importar cuántas veces lo viera. «¿Dicen que Donghai es un territorio prohibido? ¡Esto es el norte! ¡Este lugar sí es un territorio prohibido de verdad!».
El Grupo Lin comenzó una gran campaña de promoción, tal y como Liu Hong había dicho. Había anuncios del nuevo producto en la televisión, en Internet y por todas las calles. Incluso la cantante más popular en estos momentos, Ye Qingwu, había lanzado una nueva canción cuyo video musical estaba ambientado en el concepto del nuevo producto. Esto había causado un gran frenesí entre sus admiradores. El Grupo Lin se había convertido en todo un éxito en la región del sureste y en Shenghai. Por esta razón, eran muchos los encargos pendientes en el norte. Sin embargo, solo los que de verdad entendían el norte, como Liu Hong, sabían bien que era probable que este fuera el último momento de gloria del Grupo Lin.
—No somos codiciosos y solo vamos a repartir las ganancias que Tianbei puede ofrecer. Cheng Feng se queda con el 30%, el resto puede compartir el 20% y el 50% restante es mío. —Liu Hong ya había pensado en cómo repartir el dinero.

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