La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 1183

En otros tiempos, a la señora Robles seguro no le importaría un departamento de lujo.

Pero los tiempos actuales eran muy distintos a los de antes.

Ahora la familia Robles era solo una más del montón, de lo más común.

Desde que la familia perdió su estatus, la señora Robles había entendido muchas cosas.

Ese departamento valía más de diez millones; para Úrsula quizá no era nada, pero para los Robles era una fortuna.

La señora Robles no era una codiciosa sin fondo, solo quería recuperar lo que sentía que le correspondía a su familia por derecho.

Minerva y Selena eran ambas amigas de Úrsula, ¿por qué Úrsula le daba a Minerva y no a Selena?

Al llegar a este punto, la señora Robles suspiró.

—La señora Méndez siempre ha estado en otro nivel. Desde que caímos en desgracia, sé que has tenido que aguantar muchas humillaciones, hija, pero hay que tragarse el orgullo cuando uno depende de otros.

Al oír esto, Selena sintió un nudo en la garganta.

Resulta que su madre sabía que ella había sufrido mucho con Úrsula.

Como madre, ¿quién no quiere proteger a sus hijos? ¿Quién quiere ver cómo sufren afuera? Pero su madre tampoco tenía opción.

Incluso en un momento así, su madre le aconsejaba que agachara la cabeza y aguantara frente a Úrsula.

Para no preocupar a la señora Robles, Selena asintió.

—Mamá, lo haré.

La señora Robles añadió otra instrucción:

—Cuando la señora Méndez regrese al país, recuerda traerla a casa a comer algo sencillo.

Selena siguió asintiendo.

La señora Robles acompañó a Selena hasta el elevador. Solo cuando Selena entró, se dio la vuelta para regresar.

Apenas puso un pie dentro de la casa, el señor Robles levantó la vista y le dijo a su esposa:

—¿No sentiste que Selena estaba un poco diferente en esta visita?

No sabía por qué.

El señor Robles sentía que algo pasaba, tenía una opresión en el pecho, una sensación extraña.

—Para nada —negó la señora Robles—. Tú y tus ideas, deja de imaginar cosas.