La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 350

Úrsula no solo era guapa, también tenía excelentes calificaciones y una personalidad increíble. A pesar de todas sus virtudes, nunca se creía superior a nadie. Además, era la cara del grupo, así que todos en la clase la querían mucho.

Cuando se supo que Úrsula se iría ese semestre a Villa Regia, a todos les cayó como un balde de agua fría.

—No hay fiesta que dure para siempre —comentó Úrsula, sonriendo—. Pero el mundo da vueltas, compañeros. Los espero en la Universidad Villa Regia.

Con esa última frase, Úrsula encendió el ánimo de todos.

—¡Bella Méndez, nos vemos en la Universidad Villa Regia!

Después de despedirse, Úrsula regresó a su asiento.

Dominika la miró con preocupación.

—Úrsula, ¿ya hablaste con Javier? ¿Él está de acuerdo?

Úrsula asintió apenas.

—Sí, ya está todo arreglado.

Dominika la abrazó, soltando un chillido.

—¡Ay, Úrsula, no quiero que te vayas!

Úrsula le devolvió el abrazo.

—No te preocupes, Domi. Después del examen de ingreso universitario, vamos a estar juntas en la misma escuela otra vez.

Fue entonces que Mónica Alcázar se giró desde el asiento de adelante.

—Úrsula, yo también voy a hacer el examen para la Universidad Villa Regia. Si quedo, Domi y yo vamos a ir a buscarte allá.

—¡Yo también quiero! —agregó Elías, volteando emocionado—. Así los cuatro podremos seguir platicando y echando relajo, y comiendo guisos juntos.

...

Mientras tanto, Montserrat ya tenía listo el día de la mudanza.

Solo faltaban tres días.

El 18.

Un día perfecto para cambiarse de casa.

Israel había ido a visitar a la familia Arrieta para buscar a Esteban por un asunto.

Julia estaba en la sala tomando jugo cuando vio llegar a Israel, y se sorprendió.

—Israel, ¿qué te trae por aquí?

—Busco a Esteban —respondió al entrar, quitándose el saco y dándoselo a la trabajadora doméstica—. ¿Dónde está?

—Arriba, llorando —dijo Julia, dándole un sorbo a su jugo.

—¿Llorando? —Israel no entendió al principio.

—Sí —contestó Julia, con esa típica expresión de quien disfruta el drama ajeno—. ¡Está sufriendo por amor! Es la primera vez que lo veo llorar tan feo.

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