La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 535

Para Esteban, aunque un volcán chocara contra la Tierra, Israel no se enamoraría. Y mucho menos diría cursilerías.

—¿Quién dice que es imposible? Tu tío es una persona normal, con sentimientos.

¿Sentimientos?

La gente normal los tenía.

Pero, ¿cómo iba a tenerlos un témpano de hielo?

Esteban miró a Julia.

—Mamá, no conoces a mi tío. Es más etéreo que un ser celestial. Aunque Marte chocara contra la Tierra, no diría cursilerías.

Después de graduarse de la universidad, Esteban había estado trabajando con Israel. Ya habían pasado más de cuatro años. De un estudiante ingenuo a un presidente capaz, había aprendido mucho de él. Gracias a ese contacto cercano, lo conocía muy bien.

Israel era un hombre de principios firmes.

Por ejemplo, se declaraba un soltero empedernido y, en sus treinta años, nunca había tenido una relación. Ni siquiera un flirteo.

Esteban recordaba que una vez, Israel contrató a una secretaria graduada de una de las cien mejores universidades del mundo. La joven era muy guapa, con el típico rostro de influencer y un cuerpo espectacular. Quizás por su alta cualificación, su belleza y la influencia de las novelas románticas, pensó que podría conquistar a su jefe.

Así que, al tercer día de trabajo, le echó el ojo a Israel.

En ese momento, Esteban estaba discutiendo con él sobre un terreno.

La joven entró a entregar unos documentos. Llevaba una camisa blanca muy ajustada, una falda lápiz negra y medias negras, un atuendo muy sugerente.

Justo cuando le entregaba los documentos a Israel, dos botones de la camisa saltaron.

De repente, se vio un destello de piel.

La joven soltó un grito, pero Israel ni siquiera la miró.

—¡Vete al departamento de materiales! —dijo con calma.

La joven palideció.

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