La Cenicienta Guerrera romance Capítulo 796

Al oír que Úrsula no volvía, Eloísa se sintió decepcionada. Ya había preparado todos los utensilios para hacer los pastelitos de flor de durazno.

—¿Por qué no vuelves? Ami, ¿cuándo piensas volver?

—Abuela, no se preocupe, volveré lo antes posible —dicho esto, Úrsula continuó—. Por cierto, quería preguntarle una cosa.

—Dime, Ami.

—¿Conoce a Azucena? —preguntó Úrsula.

¿Azucena? Eloísa se lo pensó un momento y luego negó con la cabeza.

—No me suena.

—¿Y a la familia Barragán? —volvió a preguntar Úrsula.

Eloísa volvió a negar. En Río Merinda había tantas familias, grandes y pequeñas... Era imposible que Eloísa las recordara a todas.

Un momento después, Eloísa pareció recordar algo. —¿Te refieres a los Barragán que emigraron al País del Norte hace veinte años?

—Sí —asintió Úrsula—. Esos mismos. Abuela, ¿nuestra familia tuvo alguna relación con ellos?

Eloísa siguió negando. —No, solo coincidí una vez con la abuela Barragán. Ami, ¿por qué preguntas por ellos de repente?

Eloísa había recordado a esa familia porque la forma en que habían emigrado al País del Norte no había sido muy honorable.

De momento, todo eran conjeturas de Úrsula. Podía ser algo importante, relacionado con Valentina, o podía ser una simple tontería por un pastelito. Eloísa ya era mayor y no estaba para sobresaltos. Sin pruebas concluyentes, Úrsula no quería darle falsas esperanzas.

—El otro día me encontré con la heredera de la familia Barragán en el País del Norte, y me entró la curiosidad —dijo.

—Ami, ¿te han molestado los Barragán? —preguntó Eloísa de inmediato.

—No —dijo Úrsula sonriendo—. Abuela, no se preocupe. Si me hubieran molestado, ¿cree que seguiría aquí de vacaciones, sin ganas de volver a casa?

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