La Compañera del Alfa Maldito romance Capítulo 212

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Me desperté al sonido de mi teléfono al día siguiente y la cama fría a mi lado.

-¿Hola?- Dije roncamente por teléfono, frotándome los ojos con los dedos.

-¿Te desperté?- Una voz despectiva me hizo sentarme alerta. El sueño desapareció de mis ojos y endurecí mi corazón contra la avalancha de insultos que estaban por venir.

-N - No - estoy despierta-, tartamudeé, saliendo de la cama como una niña culpable.

-Oh, oh, ¿crees que puedes mentirme?- La madre de mi pareja resopló. -Por eso no tienes un hijo. ¿Qué mujer responsable duerme hasta las nueve de la mañana?- Exclamó y me estremecí, apartando el teléfono de mi oído.

-Mamá -- Intenté explicar, pero ella me interrumpió.

-No. ¡No! ¡Déjame terminar! Escuché que visitaste a otra estafadora ayer, así que dime, ¿estás embarazada ya?- Mi garganta se apretó. Quería esconderme debajo de la cama por la vergüenza que me invadía. -¿Ya tienes un bebé mágico?- Se burló. Mi garganta se secó y mi pecho se apretó.

-Mamá -- Comencé de nuevo, pero ella me interrumpió con un gruñido que me dejó sin palabras.

-Llevas emparejada con mi hijo durante más de cinco años y sin embargo no hay nada que mostrar-. Palabras familiares salieron de su boca. Endurecí mi corazón, pero fue inútil. Sus palabras me hirieron profundamente.

-Mamá, estamos... estamos intentándolo-, expliqué, pero ella resopló, el sonido despectivo y despreciativo.

-¿Mamá? ¿Mamá? ¿Quién es tu madre? Una mujer estéril como tú nunca podría ser mi hija.

-¡Mamá!- Exclamé, con la boca abierta.

-¡Cállate! ¡Dije que no soy tu madre!- Exclamó. -Supe desde el momento en que te eligió que estaba cometiendo un error, pero se negó a escuchar. ¡Ahora mira la vergüenza y el deshonor que has traído a nuestra familia! ¡Incluso su hermana menor, que lleva emparejada menos de un año, ya está esperando un hijo!- Me gritó. Me imaginé su rostro enrojecido y enfadado a través de las lágrimas que se acumulaban en mis ojos. -¿Tienes una roca en lugar de útero? ¡No eres más que mala suerte! Si no puedes darle un heredero, déjalo en paz.

-Tú...- Me mordí el labio.

-Sí, lo dije. ¡Deja a mi hijo en paz! ¡Deja a mi familia en paz! Eres desafortunada, así que haznos un favor y déjalo!- Terminó la llamada con eso y durante mucho tiempo después, mantuve el teléfono junto a mi oído y repetí sus palabras en mi cabeza.

Deja a Jackson.

No sería la primera vez que me pedía que lo dejara. Incluso antes de emparejarnos, a Luna Martha nunca le caí bien, pero yo amaba a Jackson.

Cuando escuchaba la palabra -perfecto-, siempre pensaba en él. Con su cabello rubio arena y sus ojos azules, sus anchos hombros y su cuerpo alto y esbelto, era difícil no gustar de él. Su apariencia, junto con su personalidad tranquila, lo hacían aún más perfecto. Sonreía mucho y era genuinamente amable. Amaba a Jackson antes de entender lo que significaba el amor, así que cuando cumplió veintidós años y aún no había encontrado a su pareja, salté de alegría cuando me eligió.