—Escucharé lo que dices y me casaré con Alana.
—De acuerdo entonces —dijo Óscar—. ¡Está decidido!
Abel estaba contento. Se veía impaciente por salir de la habitación y darle la buena noticia a Emma.
—¡Espera! —Óscar lo detuvo—. Hablar no cuesta nada. ¡Firmemos un contrato entre nosotros!
—¿Contrato? —Abel no se lo esperaba.
—¿Qué tal si te retractas de tu palabra? ¿Qué hago con Alana?
—Eso puede pasar.
Abel estaba seguro de que la Doctora Maravilla podría tratar a Alana.
—¡Firmaremos un contrato entonces!
—¡Si la Doctora Maravilla no puede tratar a Alana en un mes, tendrás que hacerle la propuesta a Alana!
—¡De acuerdo!
—¡Si Alana se recupera por completo, eres un hombre libre!
—¡Sí!
—¡Dame papel y bolígrafo!
El ayudante le dio papel y bolígrafo a Óscar. Abel escribió a mano el contrato y Óscar y él lo firmaron. Ese asunto estaba arreglado por ahora. Abel salió de la habitación con el contrato. Iba a llamar a Emma para darle la buena noticia.
«Te dije que arreglaría el asunto. ¡Ves, está arreglado!».
—¡Abel! —Adrián lo esperaba en el pasillo—. Ya terminaste de hablar con el abuelo, ¿verdad? ¡Contacta ya con la Doctora Maravilla! ¡No puedo esperar!
—Sí, no se me olvida.
Abel marcó el número de Benjamín. En ese momento, Benjamín estaba en el balcón del café empujando a Emma en el columpio. Se enteró por Delia de que Emma estaba de mal humor y quiso animarla.
El otro móvil de Benjamín empezó a sonar. Era un número exclusivo para servicios médicos. Cada vez que sonaba ese móvil, alguien buscaba a la Doctora Maravilla. No mucha gente en el mundo conocía la existencia de ese número. Quien llamaba a ese número no era un cliente cualquiera. Benjamín levantó el móvil que estaba sobre una mesita de madera. En la pantalla pudo ver que la llamada era de Abel. Benjamín dudó en responder la llamada.
—¿Quién habla? —Emma se dio cuenta de que Benjamín no contestaba.
—Abel Rivera —dijo Benjamín.
Emma le hizo un gesto para que se fuera.
—Ve por allá. No quiero escuchar su voz.
—De acuerdo entonces. —Benjamín tomó el móvil y se fue a un rincón.
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