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La Doctora Maravilla romance Capítulo 127

Emma se sorprendió al principio, pero luego sonrió con satisfacción.

—¿Estás loco, Abel? ¿Qué quieres decir con un nuevo amante?

—¿No es tu nuevo amante? —Abel señaló a Benjamín—. ¡Solo han pasado unos días, pero ya eres su amiga íntima!

Emma estaba furiosa.

—¡Al c*rajo con eso de íntimo! Si tú puedes ser el marido de Alana, ¿por qué yo no puedo tener novio?

Abel se sorprendió.

—¿Qué fue lo que dijiste?

—La verdad está a la vista de todos —dijo Emma—. Tú y Alana tienen a Timoteo y le debes la vida. Creo que eso es todo lo que hay que decir. Lo único que quiero es encontrar a un hombre sin ninguna carga para poder salir con él sin dramas. ¿Es mucho pedir?

«¿Estás diciendo que tengo muchas cargas?», pensó Abel.

«¡Pero estoy haciendo todo lo posible para resolver todos esos problemas! ¿Por qué no puedes ser un poco más paciente? Además, también tienes tres hijos con Adrián, ¡pero no me importó!».

—Parece que me equivoqué, Emma. No esperaba que fueras así —dijo Abel con resentimiento.

Emma no dijo nada. Abel se dio la vuelta. Mientras bajaba las escaleras, sacó su móvil y borró el contacto de Emma. Cuando llegó al primer piso, sintió que Emma y él no eran más que dos extraños.

—¡Abel Rivera! —Emma rugió enfadada desde el balcón—. Recuerda volver aquí y llevarte tus pertenencias. ¡Te devolveré tu renta!

¡Blam!

Abel azotó la puerta detrás de sí. Al poco rato, el Rolls-Royce se alejó de manera estruendosa del estacionamiento. Las lágrimas corrían por las mejillas de Emma.

«¿Cómo es posible que se comporte así cuando está tan equivocado?».

Al día siguiente, temprano por la mañana, Benjamín fue a la cafetería para llevar a los trillizos al colegio. Le preocupaba que Emma pudiera perder el rumbo porque su mente seguía ocupada por la furia. Cuando volvió de la guardería, vio a Emma en la cocina preparando el desayuno.

—¡Señorita Linares! —Benjamín estaba muy sorprendido—. ¿Cómo supiste que no he desayunado todavía?

—No lo sabía —respondió Emma sin girar la cabeza—. Estoy haciendo esto para mí.

—¿Dónde está Delia? —Benjamín volteó a ver las otras habitaciones.

—Está en el supermercado —dijo Emma—. Tenía hambre, así que estoy haciendo algo de comida para mí.

—¿Puedes preparar algo para mí también? —preguntó Benjamín.

Capítulo 127 Ruptura 1

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