La Doctora Maravilla romance Capítulo 187

Una hora más tarde, el Hennessey Venom de Adán se detuvo frente a la cafetería. A través de la puerta de cristal, se podía ver el perfil lateral de Adán en el asiento. No llevaba chofer, ni ayudante, ni seguridad.

—Señorita Linares, ¿no puede ir?

Samanta y Delia estaban preocupadas.

—Adrián no es nada. Adán es el malo.

—Tengo que ir. Habló con Gonzalo y sospecha quién soy. No me siento cómoda si no tanteo el terreno —dijo Emma.

—¿Quieres avisar al Señor Benjamín? Él puede vigilar tu espalda —dijo Samanta.

—No se lo digas por ahora. Él hace un gran problema de las cosas —respondió Emma.

—El Señor Benjamín está preocupado por ti.

—En ese caso, dile a Benjamín que compre ahora unas cuantas tiendas en línea para vender diferentes tipos de agujas, pero no le digas por qué —le dijo Emma a Samanta.

—De acuerdo, Señorita Linares. —Ella acató la orden.

—¿Y yo qué? No espere que me quede de brazos cruzados, Señorita Linares —comentó Delia.

—Eres una luchadora habilidosa. Deberías seguirme en la oscuridad solo para estar segura.

—Entendido, Señorita Linares —Delia asintió con la cabeza.

Delia se había sentido como si estuviera atrapada en la rutina de las tareas domésticas diarias. Una misión era todo lo que necesitaba para recargar energías.

—Tengo que irme. A sus puestos.

—¡Claro!

Emma recogió su bolso y abrió la puerta de cristal para salir.

—Por favor, entre, Señorita Linares.

Adán pulsó el panel de control central para levantar la puerta del asiento trasero. Una vez que Emma se agachó para entrar, el Hennessey Venom se alejó a toda velocidad.

—¿Qué le apetece tomar, Señorita Linares?

Con un gran motor, Adán se enaltecía al volante. Emma miró hacia adelante, todo lo que vio fue un tercio de su perfil y su elegante bigote sobre los labios.

—Me vendría bien algo de comida reconfortante. Vamos a Comida Paraíso. No me apetece otra cosa —respondió Emma.

Verifica el captcha para leer el contenidoVerificar