La Doctora Maravilla romance Capítulo 194

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—¿Adrián? —llamó Abel.

Adrián se dio la vuelta.

—¿Abel?

—¿Viniste a buscar tu medicina? ¿Estás bien ahora? —preguntó Abel.

Adrián no sabía qué responder. Su expresión era hosca y se sentía un poco avergonzado. Al ver su expresión, Abel supo que Adrián no se había recuperado, así que cambió de tema.

—¿Has visto a Emma? Estaba aquí hace poco.

Adrián pensó un rato, luego decidió ocultarle a Abel que había visto a Emma.

—No, acabo de llegar.

—¡Vale!

Abel pensó que Emma se había ido. Ella siempre había sido terca y pensó que estaba bien, luego regresó al Café Anochecer sin decirle nada. Abel no dijo nada más y pasó junto a Adrián. Al salir, sacó su móvil y llamó a Emma. Sin embargo, la notificación le dijo que su número de contacto seguía en su lista negra. Abel sacó las llaves del auto y corrió hacia él.

...

Al despertarse por la mañana, Benjamín estaba preocupado por Emma. Anoche bebió mucho alcohol. Aunque se quedó dormida cuando él se fue, no sabía si se sentía incómoda a medianoche. Después de todo, su aguante al licor era fuerte. Benjamín condujo el auto hasta el Café Anochecer. Después de estacionar el auto, Jazmín también llegó. Qué coincidencia que se encontraran aquí.

—¿Por qué vienes otra vez? —Benjamín salió del auto.

Mientras se estacionaba, Jazmín dijo por la ventanilla del auto:

—Vengo a darle las gracias a Emma. No tardaré en ir a trabajar si la encuentro ahora.

—¿Darle las gracias por qué? —Benjamín frunció el ceño—. Creo que vienes a molestarla.

—¿Por qué molestar? —Jazmín salió cojeando del taxi—. Se lo agradezco de verdad. Sin ella, no me hubiera llevado al hospital anoche. Verá, mi pie está casi curado.

Benjamín entornó los ojos y pensó mal.

—Jazmín, no me digas que Emma te dio la idea de hacerte daño. ¿Y tu propósito es pedirme que te lleve al hospital?

—¡Claro que no! —Jazmín negó—: ¿Crees que Emma es tan mala y yo tan ociosa? No se me ocurrió perseguirte usando malas mañas.

Benjamín se quedó pensativo y sintió que Jazmín tenía razón.

—Entonces, ¿por qué viniste a darle las gracias a Emma?

—¡Dale las gracias por traerme buena suerte! ¡Si no, no me abrazarías en el hospital!