La Doctora Maravilla romance Capítulo 25

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—Muy bien —dijo Abel por el móvil mientras conducía—. Se cree todo lo que le digo y accedió a alquilarme una habitación.

—¿Está seguro de que quiere ir de incógnito para investigar esto? —preguntó Lucas—. Me preocupa que sea demasiado duro para usted, Señor Abel.

—Tengo que hacerlo por mi cuenta. —Abel estaba decidido—. Tengo que averiguar si ella es la Doctora Maravilla. No puedo fallarle al abuelo.

Al terminar la llamada, Lucas se preguntó por un momento si averiguar la verdadera identidad de Emma era el único objetivo de Abel para ir de incógnito. Tenía que ser algo más. Al mismo tiempo, Emma hizo una llamada a su ayudante.

—Benjamín, ¿podrías conseguirme una bicicleta eléctrica de segunda mano?

Benjamín se quedó boquiabierto.

—Señorita Linares, ¿puedo preguntar por qué? Estoy seguro de que siempre puede utilizar cualquiera de los veinte autos de lujo de Grupo Adelmar.

—¡No, no puedo! —exclamó Emma—. Necesito una bicicleta eléctrica y tiene que ser de segunda mano. Consígueme una cuanto antes.

Siguiendo las instrucciones de Emma, Benjamín trajo una bicicleta eléctrica de segunda mano antes de que Abel se mudara. La bicicleta eléctrica parecía haber pasado por mucho.

—¡Gracias! —Emma estaba satisfecha con la bicicleta eléctrica usada—. Deberías irte ahora antes de que Abel esté aquí.

—¿Abel? ¿Por qué iba a estar aquí? —Benjamín enarcó una ceja. Emma explicó la situación, y Benjamín frunció el ceño—. Debería tener cuidado, Señorita Linares. No creo que sea de confianza.

—Te pedí esta bicicleta eléctrica justo porque él no me da confianza. —Sonrió Emma con satisfacción—. No averiguará nada de lo que pretende. Me aseguraré de su fracaso y decepción.

Benjamín asintió.

—Es usted tan brillante como siempre, Señorita Linares. No obstante, por favor, cuídese y no se haga daño.

—No te preocupes —dijo Emma con confianza.

Benjamín sonrió y se marchó por un atajo. Poco después, Abel volvió a casa de Emma con Lucas. Lucas le pasó dos grandes maletas a Emma y dijo con cortesía:

—Por favor, ocúpese del Señor Abel, Señora Linares.