La Doctora Maravilla romance Capítulo 51

—¡Reto aceptado!

Sintiéndose molesta, Emma echó la cabeza hacia atrás y se bebió la mitad de la copa. El fuerte licor pareció quitarle muchos de los malos sentimientos.

—Vamos a comer.

Gracia se apresuró a poner comida en el plato de Emma. Edgar siempre tenía un don para la cocina, y la comida que preparaba en verdad le gustaba a Emma. Ella se atiborró de unos bocados.

—Está delicioso y sabroso. Es como lo recordaba.

—Toma un poco más. Vamos, otra ronda de bebidas.

Edgar volvió a levantar su copa.

—No te olvides de Gracia. Levanta tu copa, Gracia. ¡Salud!

Gracia levantó su copa.

—¡Salud! Hasta el fondo, Emma.

—¡Hasta el fondo!

Emma estaba borracha después de unas cuantas rondas de licor. Se desplomó contra la silla y se resbaló de su asiento. Con Edgar mirando a su esposa, Gracia fue y movió a Emma al sofá. Ella levantó los brazos y cerró los ojos.

—Quiero darle una lección a Alana. No me lo impidan. ¡Ya es hora de que Alana aprenda a ser mamá!

—Toma una siesta. Podrás irte cuando estés bien descansada —comentó Gracia.

—No, no puedo. Tengo que irme ya. ¡Necesito darle al Señor Rivera algo en qué pensar también! ¿Es este el tipo de madre que quiere que Alana sea para Timoteo? ¿Por qué quedó embarazada en primer lugar si no analiza sus habilidades como madre? Abel Rivera, ¡eres todo un personaje! ¡Eso es! Es verdad. ¡Ellos son todos unos personajes! Así que no me detengas. Voy a la residencia de los Rivera ahora. ¡Les mostraré!

—Eso no es necesario. —Edgar sujetó a su hermana.

«¿Qué tenía que mostrar una mujer con tres hijos? Era mejor no meterse con Abel. No estaban en condiciones de enfrentarse a él».

Por desgracia, Edgar apenas podía mantener quieta a Emma. Con los ojos cerrados, murmuró que se presentaría en la residencia de los Rivera para razonar con ellos. Dio la casualidad de que sonó el móvil de Emma. Edgar vio la pantalla del móvil. Era Abel. Aceptó la llamada y dijo:

—¿Qué le hizo a mi preciosa hermana, Señor Abel? La molestia la dejó llorando y quejándose.

Abel respondió:

—¿Qué le pasó a Emma? Iba a decirle que le dije a la prensa que retirara la noticia. ¿Por qué sigue enojada?

Verifica el captcha para leer el contenidoVerificar