Ese día, Josefina se quedó a dormir en casa de los Romo.
Sin embargo, solo se quedó una noche más. A la tarde siguiente, Armando envió a alguien para que la recogiera.
***
Como la colaboración con el Grupo Frías estaba a punto de alcanzar un nuevo hito, al día siguiente, Paulina llegó a sus oficinas desde muy temprano.
Al mediodía, mientras salía a comer con el señor Ocampo, el señor Cárdenas y otros, se encontró de frente con Mercedez en la planta baja.
El señor Cárdenas y los demás, al ver a Mercedez, la saludaron amablemente como de costumbre.
—Señorita Mercedez.
Mercedez asintió.
—¿Van a comer?
—Así es. —El señor Cárdenas respondió con una sonrisa. Pensando que Mercedez, en cierto modo, era la anfitriona en el Grupo Frías, supuso que ella intercambiaría algunas palabras amables con Paulina y guardó silencio.
Pero, para su sorpresa, Mercedez actuó como si no hubiera visto a Paulina. Se limitó a sonreír a los empleados del Grupo Frías y dijo:
—Entonces no los interrumpo. Comemos juntos en otra ocasión.
No solo el señor Cárdenas, sino también los demás empleados del Grupo Frías se quedaron perplejos.
De repente, no supieron si es que Mercedez no había reconocido a Paulina o si simplemente no la conocía.
Sin embargo, recordaban que Paulina y Mercedez definitivamente se habían visto antes; incluso habían oído que Red Nova y La Conquista Comercial habían colaborado en el pasado. ¿Cómo era posible que Mercedez…?
Pero pronto se dieron cuenta de que Paulina tampoco había saludado a Mercedez.
Era como si no supiera que Mercedez era la novia de Armando, o que ahora era la dueña de Red Nova.
Mercedez, en efecto, no miró a Paulina.
Actuó como si Paulina no existiera. Asintió a los demás y, sin más, se dio la vuelta y se fue.
Aunque Paulina tampoco quería ver a Mercedez, la tenía justo delante, así que era imposible ignorarla.
Por eso, aunque Mercedez la tratara como si fuera invisible, Paulina pudo captar en su expresión el desdén y el desprecio, como si ya no la considerara digna de su atención.
Una vez que Mercedez se alejó, el señor Cárdenas finalmente se dio cuenta de que algo no cuadraba.
Si Mercedez y Paulina de verdad no se conocieran, sabiendo lo importante que era Paulina para él y los demás en el Grupo Frías, lo lógico hubiera sido que Mercedez preguntara quién era.

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