La Esposa de Lobo romance Capítulo 182

La forma de hablar de Caín era extremadamente pretenciosa.

Belarus dijo fríamente, "Estamos bien. No moriremos tan fácilmente".

Harry también tenía una mirada sombría. "Veo que mi buen sobrino a crecido un poco".

Caín, por supuesto, pudo discernir el sarcasmo en sus palabras, pero no las tomó en serio. Dijo tranquilamente, "Somos familia. ¿Por qué tienes que hablar así? En realidad, estoy aquí para decirles algo...".

Finalmente, Caín fue al grano.

Tanto Belarus como Harry sabían lo que iba a decir.

Belarus lo detuvo y dijo, "Cain, ¿qué debemos hacer para que liberes a Luna? Solo dínoslo, deja de hacernos perder el tiempo".

"¡Bien! Me gusta tu actitud directa". Caín dio una palmada. Luego, curvó los labios en una sonrisa maliciosa y dijo, "Quiero que tú y tu familia se vayan de Sumeria, del Estado del Río del Este, y se vayan a vivir a un pueblito del sureste.

"No vuelvan jamás. Y, vas a entregar todos tus negocios aquí en Sumeria, entonces liberaré a Luna".

¡Qué atroz!

¡Estaba tratando de empujar a toda la familia al abismo!

Las expresiones de Belarus y Harry se volvieron amargas. Ya estaban maldiciendo por dentro.

Antes de que pudieran decir una palabra, Solomon se acercó con el borrador del contrato y lo colocó delante de los dos.

"¡Imposible!". Belarus fulminó a Caín con la mirada y gritó, "¡Caín, ni siquiera tu abuelo Idris fue tan duro con nosotros entonces!".

"¿Ah?". Un atisbo de maldad apareció en su rostro mientras agarraba un látigo que estaba junto a la mesa. "Les sugiero que cooperen, o este pequeño látigo podría salirse de control".

Luego, sacudió el látigo sobre el cuerpo de Luna, simulando azotarla.

Su intención era obvia. ¡Era una amenaza descarada!

Entonces, sacudió su látigo y quiso golpearla.

¡Swoosh!

En el momento justo, un rayo de luz voló y golpeó a Caín en la muñeca, quitándole el látigo.

¡Era una aguja de plata!

"¡Mierda! ¿Quién es?". Caín estaba furioso mientras miraba en la dirección en la que entró la aguja.

Andrius entró en la habitación pisando fuerte.

Cain agarró su radioteléfono y gritó, "Karen, creí que te dije que detuvieras a cualquiera que entrara. ¿Por qué está aquí este tipo?".

Karen era su asistente personal. Dijo en voz baja, "¡Señor, los guardaespaldas fueron derrotados!".