La Esposa de Lobo romance Capítulo 197

El Hotel Volks era el mejor hotel cerca del Hospital Centro. Ahora, estaba reservado por los Crestfalls como fortaleza temporal.

En la habitación más lujosa del hotel, Joshua tiró sin piedad al suelo a la atada Sonia, insensible al hecho de que era mujer, haciendo que se le hinchara instantáneamente un chichón en la cabeza.

"Eres Sonia Timberland, la hija de Bruce Timberland, ¿verdad?". Idris la miró con una sonrisa siniestra en el rostro, haciéndola estremecerse.

Antes, Sonia permanecía inflexible cuando atacaron la residencia de los Timberland.

Ahora, se enfrentaba a Idris. Este anciano podía ser considerado un desastre para la familia Timberland, pero ella seguía luchando con valentía. "¿Eres Idris Crestfall?".

"¿Cómo te atreves a atacar a los Timberland? El señor Moonshade no te dejará ir".

"Bien. Bien!".

Idris vio que ella seguía siendo terca y al instante se rio con rabia. Incluso aplaudió antes de decir con frialdad, "Mono, te la regalo".

"Solo hay un requisito: tiene que estar viva durante la cena de mañana. Quiero usarla para demostrar algo a los dignatarios de Sumeria".

Joshua se alegró inmediatamente. Tenía una hermosa mujer para él solo durante un día y una noche...

Él sería capaz de tener su parte.

Parecía un simio, pero era un hombre. Además, sus necesidades eran más intensas que las de los demás.

Ahora que Sonia caía en sus manos...

Joshua miró el cuerpo de Sonia y aspiró su fragancia. Cuando vio su piel blanca como la nieve por el orificio de su desarreglado cuello, no pudo evitar babear.

"¡Gracias por la recompensa, Viejo Maestro!". Luego, cargó a Sonia y se fue afuera.

Sonia ya estaba pálida y gritó, "¡Idris Crestfall! ¡Viejo fósil! ¡Ven a buscarme si puedes! La familia Crestfall está llena de cobardes y escoria...".

Sonia estaba aterrorizada. Intentó insultar a Idris para que se ocupara de ella.

Sin embargo, Joshua agarró un trapo y se lo metió en la boca, luego corrió desenfrenadamente hacia afuera. Estaba impaciente por disfrutar de ella.

Unos momentos después, llegó a un pequeño bosque en medio de la nada.

"Pequeña...".

El rostro de Joshua estaba lleno de malicia, y la baba que le goteaba de la comisura de los labios parecía formar un chorro que nunca se interrumpía.

Su mirada lujuriosa era como un escáner, barriendo sin parar el exquisito y delicado cuerpo de Sonia. Tragaba saliva de vez en cuando...

"Por mis años de experiencia, debes ser todavía una flor fresca, ¿verdad?". Joshua se quitó lentamente la ropa, dejándola caer al suelo. Se rio y dijo, "No te preocupes, seré suave...".

"La noche es larga, así que no puedo jugar contigo hasta la muerte tan pronto. Si no, ¿cómo se lo explicaré al Viejo Maestro? Jajaja...".

Se acabó.

Dos líneas de lágrimas resbalaron por las mejillas de Sonia.

No había nadie en este desierto. Nadie podía salvarla.