La Esposa de Lobo romance Capítulo 203

"Oh, por favor".

Andrius puso inmediatamente los ojos en blanco.

Aún recordaba cómo Athena lo bloqueó en el pasillo la última vez que salió de la oficina de Luna. Lo había tratado como si fuera un ladrón...

Andrius negó con la cabeza y dijo: "No me interesan las mujeres".

"Tch...". El señor Walker se irritó de inmediato. "¿Qué pasa, señor Moonshade? Aún es joven, así que debería ser un macho de sangre caliente. ¿Cómo es posible que no le interesen las mujeres?”.

"No sabe lo genial que es tener una mujer a su lado. Si tiene hambre, ella cocinará para usted. Si tienes sed, le servirá agua. Será cálida y suave cuando duerma en sus brazos por la noche...".

El señor Walker cerró los ojos mientras decía eso como si estuviera inmerso en sus palabras. Su expresión estaba llena de placer.

Luego, volvió a abrir los ojos y dijo con un suspiro: "¡Usted todavía es demasiado joven!".

Ese tono y esa expresión estaban llenos de desconcierto. Era como si no interesarse por las mujeres fuera una violación al orden natural de las cosas.

Andrius dijo débilmente: "Entonces, ¿por qué sigues viejo y solo?".

¡Badum-tss!

Aquellas palabras fueron como un trueno que estallaron en la mente del señor Walker.

Sintió que le zumbaba la cabeza. Se quedó completamente mudo al ser derrotado por un solo golpe. ¡Fue un golpe crítico!

Entonces, Andrius simplemente se fue.

Cuando se dirigió a la carretera principal, vio un scooter y se montó en él tranquilamente.

Pronto, llegó a las puertas del Jardín Real.

De repente, vio a Halle. Detrás de ella, siete u ocho hombres corpulentos la perseguían. Estaban a punto de atraparla.

"¡Ayúdame!".

Halle vio a Andrius y rápidamente pidió ayuda.

Andrius corrió inmediatamente hacia ella. Sin decir nada, lanzó un puñetazo al hombre más rápido y lo mandó volando hacia el poste telefónico, agitándolo durante un rato.

Lo más probable es que ese hombre se lastimó los riñones por eso.

El segundo hombre también cargó hacia ellos.

Andrius le dio una patada directa en el pecho, haciendo que el hombre escupiera sangre en el acto. Casi podía dibujar el mapa del mundo con la cantidad de sangre que había en el suelo.