La Esposa de Lobo romance Capítulo 221

Jeremy desconocía el plan de Andrius.

Después de asegurarse de que Andrius estaba inconsciente, se coló en la habitación de Luna.

Luna estaba acurrucada como un gatito dormido en la espaciosa cama. Parecía apacible y tranquila. Su piel clara, su hermoso rostro y sus pestañas rizadas parecían adorables.

Mientras dormía, parecía la Bella Durmiente del cuento de hadas.

"Gulp...". Jeremy tragó saliva nerviosamente. Sus ojos rebosaban lujuria. "Luna, ay, Luna. Antes intenté darte una oportunidad, pero la dejaste escapar... No me culpes por hacerte esto".

Colocó la cámara sobre la mesa y la puso en dirección hacia la cama. Era su técnica habitual.

Para alguien tan hermosa como Luna, una vez no era suficiente. Quería grabar un vídeo sexual para amenazarla en el futuro.

Después de encender la cámara, Jeremy se acercó a la cama y levantó la manta.

¡Fwoop!

Al ver la sexy lencería rosa de Luna, Jeremy babeó y su saliva cayó sobre la alfombra. Estiró las manos, intentando tocarla.

¡Boom!

De repente, Andrius apareció detrás de él y le dio un golpe de kárate en la nuca, dejándolo inconsciente.

Andrius agarró la cámara para borrar lo grabado.

Entonces, se oyó un ruido de pasos en el pasillo. Era Noir con los prisioneros.

Los prisioneros parecían intimidantes y musculosos; sin duda, no había que meterse con ellos.

Cuando sus ojos se posaron en Jeremy, babearon por toda la alfombra y sus ojos brillaron con una extraña lujuria. Era como si fueran una manada de lobos posando sus ojos en un corderito. La distorsionada lujuria que había en ellos rabiaba.

Andrius señaló a Jeremy en el suelo y dijo fríamente: "Si no pueden satisfacer a este hombre aquí esta noche, todos serán ejecutados".

Sonaba suave, pero la intención asesina entre sus palabras era obvia.

Cuando vio las sonrisas de satisfacción en las caras de los hombres, un mal presentimiento surgió de su corazón.

Jeremy no era idiota. Sabía lo que había pasado anoche. Asustado y furioso, quiso abandonar aquel lugar de pesadilla, pero cuando se movió, despertó a los hombres.

"¡Hey, pastelito, no te vayas!".

"¡Sí, vamos a divertirnos más!".

"¡Cariño, quiero penetrarte una y otra vez!".

"Cariño...".

Las palabras intimidatorias de Andrius resonaron en las cabezas de los hombres y rápidamente presionaron a Jeremy sobre la cama.

Escalofríos recorrieron la espina dorsal de Jeremy.