La Esposa de Lobo romance Capítulo 341

No se supo quién dijo eso, pero la escena estalló al instante.

"Exacto. ¿Crees que eres sexy? Los tiempos son diferentes. Sonia Timberland, es el fin de los Timberland".

"Sonia, ¿no te crees siempre muy importante? ¿Por qué viniste hoy al banquete de cumpleaños del Señor Mitchell? Pareces tranquila por fuera, pero debes estar tratando de halagarlo en secreto, ¿verdad?".

"¡Así es! Ahora, Simon-Tooke tiene al gobernador tras él, y al parecer, incluso el capitán de los Lobos de las Sombras vendrá. Sonia no se atreverá a ir contra Simon-Tooke aunque tuviera agallas".

"Jajaja...".

Todas las damas se rieron ante esas palabras. Sus risas eran fuertes y arrogantes. Todas eran admiradoras de Sean.

Pero sus sentimientos no eran correspondidos. A Sean solo le gustaba Sonia y nunca se había fijado en damas como ellas en el pasado.

Cuando la Empresa Celeste se estableció y adquirió los bienes de los Crestfalls de la capital y de la familia Miller, y consiguió que la familia Timberland se uniera también, las damas se pusieron aún más celosas de Sonia, ya que ella era la líder de la Empresa Celeste.

Al final, en la ceremonia de inauguración de la Empresa Celeste, aparecieron soldados y sacaron a la gente que venía a causar problemas. La noticia de que la Empresa Celeste estaba involucrada con el ejército se difundió por toda Sumeria.

La fama y el poder de la familia Timberland y Sonia también alcanzó su punto máximo en ese momento.

Estas damas no podían igualarla en absoluto y ni siquiera tenían el valor de resistirse, y mucho menos de mostrar desagrado en sus rostros.

Además, había algunas que contactaron con Sonia en privado, esperando contar con ella para conseguir beneficios.

Ahora...

La situación y los papeles se invirtieron.

La familia Timberland, Sonia y la Empresa Celeste estaban en peligro.

Por otro lado, Simon-Tooke estaba ascendiendo y se encaminaba a reinar en Sumeria, e incluso en todo el Estado del Río Este.

Por eso las damas estaban encantadas. Dijeron palabras siniestras y burlonas en cuanto agarraron a Sonia.

Por muy buen autocontrol que tuviera Sonia, no pudo evitar el rastro de ira que apareció en su bonito rostro al oír aquellas palabras.

Andrius se rio de inmediato. Miró a la gente que tenía delante y rodó los ojos. "¿De verdad creen que Simon-Tooke ascenderá así como así?”.

"Tengo que decir que están realmente ciegos. ¿No pueden ver que Simon-Tooke desaparecerá pronto?".

Las palabras de Andrius hizo que estos ricos jóvenes amos y damas se quedaran con la mirada en blanco al principio, luego comenzaron a reír.

Después de un largo rato, lentamente volvieron a sus sentidos uno por uno. "¿De dónde ha salido este idiota? ¿Cómo te atreves a decir tonterías aquí?".

"Sonia, ¿está loco tu amigo? ¿Cómo se atreve a hablar así de mal de Simon-Tooke? Será mejor que lo controles bien. ¡Temo que muera si el Señor Mitchell lo escucha!".

"Está claro a simple vista que este tipo es un idiota. No sabe una m*erda pero se atreve a decir tonterías aquí. Debe querer morir".

"Olvídalo, no te alteres por un idiota...".