La Esposa de Lobo romance Capítulo 387

"Andrius Moonshade, ¡estás yendo muy lejos!".

Después de colgar el teléfono, Dax soltó un estruendoso grito que hizo temblar los cielos. Luego, estrelló con fuerza el teléfono contra el suelo, deformándolo hasta dejarlo irreconocible.

Todo el personal que lo acompañaba quedó atónito. No sabían por qué el Amo de la Zona de la Guerra del Sur, que era usualmente todopoderoso, estaba tan furioso.

"Todos, dejen lo que están haciendo. ¡Vamos al departamento de policía de la capital!".

"Los tanques tomarán el mando. Las tropas en bicicleta cubrirán los flancos. ¡Tropas de combate, prepárense y sígannos de cerca!".

"¡Tenemos que llegar lo más rápido posible! ¡Quiero ver qué clase de idiota ofendió a la Muerte!".

Dax estaba furioso. Si no podía resolver el problema, entonces se encargaría de la persona que lo causó. Puede que no pudiera tocar a un gigante extraordinario como Andrius, ¡pero podía acabar fácilmente con un miserable departamento de policía!

"Amo de la Zona de Guerra... ".

El suboficial que estaba a su lado se paró muy cerca y escuchó a Andrius hablar por teléfono. Preguntó confundido: "Aunque el Rey Lobo sea tan audaz, realmente no nos apuntaría con un misil, ¿verdad? Probablemente solo sea una broma...".

"¡Broma, mi c*lo!". Dax giró la cabeza para mirar al suboficial y le escupió un bocado de saliva. "¡La gente del lado occidental de la frontera son todos lunáticos! Si dicen que van a provocar un incendio o cometer un asesinato, ¡lo harán!".

"Si dicen que matarán a alguien, ¡lo harán! ¡Si dicen que el misil llegará en diez minutos, entonces pasará!".

"¡Son arrogantes y salvajes! ¿Crees que Andrius Moonshade está bromeando?".

El suboficial tembló y no se atrevió a hablar más. Inmediatamente fue a comunicar las órdenes de Dax.

Poco después, el poderoso ejército se puso en marcha hacia el Departamento de Policía.

Allí, las palabras de Andrius causaron un extraño silencio en la sala de interrogatorios.

Todos parecían estar bajo un hechizo de petrificación. Se quedaron allí, estupefactos. Sus cerebros funcionaban mal mientras lo olvidaban todo.

Entonces, después de una docena de segundos...

"Pfff... ".

Tucker, el capitán del departamento de policía, estaba tomando té de un termo. No pudo aguantarse y escupió el té en la cara del oficial que tenía delante.