La Esposa de Lobo romance Capítulo 498

Sus palabras contundentes enfurecieron e indignaron a Luna. Señaló la nariz de Zenith y lo regañó: "¿No tienes miedo de que llame a la policía?".

"¿La policía? Jajajaja…”. Zenith disfrutó del pánico y confusión de Luna. Inmediatamente extendió los brazos y dijo en broma: “Ven aquí. ¡Dame un abrazo!".

Luna gritó enojada: "¿Eres tan descarado?".

"¿Yo, un descarado?". Una mirada siniestra apareció en el rostro de Zenith y gritó ferozmente: “Luna Crestfall, ¿sabes cuánto esfuerzo he hecho por ti? Regalos, un anillo de diamantes, una propuesta… ¿Por qué eres tan descarada y sigues insistiendo en rechazarme, m*ldita sea?”.

“Si estuvieras de acuerdo conmigo desde el principio, ¿acaso tendría que hacer esto para conseguirte? ¿Tendría que pasar por todos estos problemas?”.

Zenith no pudo evitar ponerse furioso por la repetida humillación que enfrentó.

“¡E-estás loco!”.

"Sí, estoy loco". Zenith sonrió siniestramente, provocando que un escalofrío recorriera la espalda de Luna. “Pero todavía no has visto la verdadera locura. Te mostraré cómo es la verdadera locura. ¡Te mostraré lo que es la verdadera desesperación!”.

Una luz maligna brilló en su rostro. Señaló a Halle acostada en la cama y dijo: “Ella es tu mejor amiga, ¿no?”.

“¡Te haré ver cómo la atormento y la destruyo! ¡Te haré vivir desesperada por el resto de tu vida!”.

“Luego… ¡yo también jugaré contigo lentamente, jajaja!”.

Ante esas palabras, Zenith no pudo evitar reírse al pensar en el hermoso futuro.

"Tú...". Luna apretó los dientes. Agarró furtivamente el bastón eléctrico que había preparado y apuntó a Zenith, con la esperanza de escapar de esta situación.

Sin embargo, antes de que el bastón pudiera alcanzar su objetivo, uno de los guardaespaldas de Zenith lo apartó de una patada.

Luna fue inmovilizada firmemente por el guardaespaldas.

"Inmadura".

Zenith se inclinó frente a Luna y señaló hacia un lado, diciendo: "¿Ves eso?".

Cuando vio a Zenith, y a Luna que estaban siendo inmovilizada, comprendió instantáneamente lo que estaba sucediendo. Por lo tanto, instintivamente tomó su teléfono, preparándose para llamar a Andrius para que la rescatara.

"¿Qué estás buscando?", dijo burlonamente el extranjero sacudió el teléfono que tenía en la mano, luego lo soltó.

Crack...

El teléfono cayó al suelo y la pantalla se hizo añicos. El último rayo de esperanza que había tenido se apagó en ese momento.

"¡Diviértete, chica!". Allen sonrió y dio un paso adelante para sujetar las manos de Halle.

“¡Zenith, bestia! ¡Déjame ir! ¡Déjame ir, diablo! No…”. Halle se llenó de desesperación y luchó con todas sus fuerzas.

Sin embargo, como mujer débil, tenía poca fuerza y no era rival para Allen. No importaba cuánto luchaba, era inútil.

"¡Zenith! ¡Bestia! ¡Déjala ir!".