La Guerra de una Madre Traicionada romance Capítulo 162

—André, si no firmo, ¿qué consecuencias habrá?

—Que la señorita pueda cumplir su sueño... eso quedará en el aire.

Los ojos de André se tornaron gélidos, penetrantes como agujas, atravesando el espacio entre ambos con una frialdad que lastimaba con solo percibirla.

—Sabrina, estás cavando tu propia tumba.

Sabrina parpadeó con calma, sosteniendo firmemente la mirada de André sin vacilar un instante.

—¿Así que funciona así? Cuando tú amenazas a la gente que me importa, ¿es completamente normal? Pero si yo amenazo a tu verdadero amor, ¿resulta que estoy firmando mi sentencia?

—André, jamás quise involucrar a terceros en nuestros asuntos. Si Araceli no se hubiera entrometido tantas veces en mi camino, ni siquiera me habría molestado en crearle problemas.

—Si tienes algún problema conmigo, enfréntame directamente. Pero si te atreves a tocar a mis amigos...

Sabrina clavó su mirada en André, articulando cada palabra con precisión mientras sus labios carmesí se movían deliberadamente.

—No le teme el descalzo al que lleva zapatos. No solo Araceli pagará las consecuencias, haré que toda tu familia sufra el precio completo.

La intensidad en los ojos de la mujer dejó a André momentáneamente sin palabras. En ese preciso instante, comprendió con claridad absoluta que la mujer ante él, a quien siempre consideró una esposa dócil y comprensiva, distaba mucho de ser la persona manipulable que había imaginado. Si la empujabas lo suficiente al límite, realmente era capaz de todo.

La nuez de Adán de André subió y bajó visiblemente. Segundos después, arrojó nuevamente los documentos del acuerdo de divorcio sobre el regazo de Sabrina.

—Si quieres divorciarte, dividimos las propiedades a la mitad. No acepto esas condiciones.

Sabrina recibió los papeles sin sorprenderse. —¿Cuáles son tus términos? Dímelos de una vez.

André tomó asiento en el sofá cercano y respondió con absoluta indiferencia: —Te vas sin un solo peso, y aceptaré el divorcio.

Sin un solo peso.

Por supuesto.

Sabrina no mostró la menor señal de conmoción, dolor o tristeza. André siempre había sido extremadamente generoso con Araceli, dándole todo sin exigir nada a cambio, mientras que con ella calculaba hasta el último centavo.

Sabrina estaba por responder cuando André la interrumpió.

—Puedes meditarlo bien antes de decidir. Aunque aceptes ahora mismo, hoy no dispongo de tiempo, y este contrato de divorcio necesita modificaciones.

—Entiendo. —Sabrina mantuvo su expresión imperturbable—. Si no hay nada más que tratar, me retiro.

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