—¡No manches, qué chistoso! ¿Me vas a decir que ella es una reina disfrazada con identidad secreta? —Fabián se carcajeaba sin control—. ¡Ja! Seguro estás leyendo demasiadas novelas y ya te afectó la cabeza.
Daniela estaba a punto de estallar de rabia y quiso lanzarse contra él, pero Sabrina la sujetó del brazo.
—Ya déjalo, Daniela. El evento está por comenzar y no vale la pena perder tiempo con personas así.
—¿Qué le pasa a este tipo? —masculló Daniela, aún furiosa.
—Quizá tiene a alguien muy enfermo cerca y se le contagió alguna enfermedad terminal —comentó Sabrina con tranquilidad calculada.
—Entonces mejor me alejo, no vaya a ser que me pase algo y luego me culpe de todo. Sabrina, Romeo, vámonos de aquí.
Daniela sabía que Sabrina y Romeo estaban a punto de presentarse. Si ahora se involucraban en una pelea, afectaría su desempeño en el escenario, y eso definitivamente no valdría la pena.
Gabriel esbozó una sonrisa sutil antes de retirarse.
—Amigos, yo también me voy. No olviden pasar por un par de lentes cuando tengan tiempo.
Cuando se alejaron, Fabián no pudo contenerse y maldijo.
—¡Bah, pura basura!
Araceli observó fijamente la espalda de Sabrina mientras se alejaba y frunció el ceño con visible preocupación.
—André, ¿en serio Sabrina no sabe tocar el violín?
André negó con la cabeza.
—La verdad no lo sé, nunca la he visto tocar.
En ese momento, Thiago intervino con voz inocente.
—Una vez vi a mamá revisando partituras en casa.
Araceli giró rápidamente hacia el niño.
—¿Partituras? ¿Alguna vez te ha comentado algo sobre tocar el violín?

Verifica el captcha para leer el contenido
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Guerra de una Madre Traicionada