Entrar Via

La Heredera: Gambito de Diamantes romance Capítulo 85

El mensaje de Daniela resonaba como una advertencia siniestra en el aire. La amenaza era clara: si Carmen insistía en buscar a Sebastián para Iris, la familia Bernard no se quedaría de brazos cruzados. El sonido del teléfono al ser colgado con brusquedad cortó el aire como un latigazo.

Al otro lado de la línea, Carmen apretaba el celular con tanta fuerza que sus nudillos se habían tornado blancos. La rabia le hervía en la sangre mientras permanecía de pie en el pasillo del hospital, junto a Valerio. El olor a antiséptico y el zumbido de los fluorescentes solo intensificaban la tensión del momento.

Sus ojos, encendidos por la furia, se clavaron en su hijo.

—¿Escuchaste eso? ¿Hasta dónde se creen que pueden llegar los Bernard? ¿Piensan que ya no podemos hacerles frente?

Valerio frunció el ceño, su mente viajando un mes atrás, a aquella conversación con su padre sobre la situación de la mina. La preocupación se dibujó en sus facciones mientras observaba a su madre luchar por mantener la compostura.

Carmen inhaló profundamente, obligándose a modular su voz.

—No le vayas a decir nada de esto a Iris.

—Claro que no.

El estado de Iris era demasiado delicado para someterla a más estrés. Sebastián se había convertido en su único sostén emocional, su tabla de salvación en medio de la tormenta.

Carmen cerró los ojos por un momento, el agotamiento marcando surcos profundos en su rostro.

—Todavía tenemos que resolver cómo traer a la doctora Marín y al doctor Mathieu Lambert.

El procedimiento quirúrgico que el doctor había explicado esa mañana seguía resonando en su mente, revolviendo su estómago con cada detalle. La crueldad del tratamiento le quitaba el aliento. "¿Cómo puede alguien soportar tanto sufrimiento?", se preguntaba una y otra vez.

Valerio se pasó una mano por el rostro, la frustración evidente en sus gestos.

—Voy a buscar a Isabel otra vez.

—Tu padre acaba de ir y no la encontró. —Carmen se masajeó las sienes—. Me late que ya no vive en los Apartamentos Petit.

—¿No está? ¿Entonces dónde se habrá metido?

Carmen negó con la cabeza, el dolor punzante en sus sienes intensificándose. Conocía las rutinas de Isabel por su Instagram; sabía que no era de las que salían hasta tarde. Su ausencia solo confirmaba sus sospechas: Isabel había abandonado los Apartamentos Petit.

—No lo sé. Investiga, pero con discreción.

—¿Mamá? —La voz débil de Iris se filtró desde la habitación.

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Heredera: Gambito de Diamantes