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La mimada del Alfa romance Capítulo 38

Camila Albora

—No... Puedo... más, —jadeo sintiendo como Xander me embiste una y otra vez.

—Solo... un... poco... más, —gruñe para estimular mi clítoris provocando que me tense a su alrededor, Xander ruge y se corre dentro de mí llevándome con él al orgasmo.

Dejo caer mi pecho contra la cama siento mis piernas temblar, Xander sale despacio de mi interior y se acuesta a mi lado para atraerme a su torso. Nuestros cuerpos están bañados en sudor, me quejo cuando los rayos del sol comienzan a pegar en mi cara y escondo mi rostro.

Escucho la risa de este, lo muerdo y se detiene.

»Luna, mía, —ronronea acariciando mi espalda.

Tal y como dijo anoche, no te dejaré dormir hasta el amanecer y joder, sí que cumplió su promesa más cuando dije que fui donde la médica Eva para poder planificarme o como dice este «ponerme los tratamientos antis bebés»

La idea le agrado, porque según este estamos jóvenes y que quiere tenerme solo para él por un tiempo, siento como Xander se separa de mí para luego abandonar la cama. No pasa mucho tiempo para que toda la habitación quede en total oscuridad y luego siento como el peso del alfa hunde el colchón, me abraza dejándome sentir el calor de su cuerpo, suspiro.

—Mucho mejor, —susurro dejándome llevar por el agotamiento y escuchando los latidos del corazón de mi lobito.

Xander Cohen

Escucho la respiración tranquila de mi luna y observo su rostro en la oscuridad, si antes amaba a Camila, entonces ahora la amo más, es todo lo que algún día soñé y tenerla a mi lado fue lo mejor del mundo, ya que espere por ella. En que se convirtiera en una mujer y que sea la dueña de mi razón de vivir.

—Creo que es hora de presentarla al mundo, —anuncia Bruno abriendo el enlace, suspiro mientras acaricio el cabello rubio de mi luna.

—Sabes que eso la pondrá en el ojo de todos nuestros enemigos, —le recuerdo. —Todo el que quiera dañarnos va a ir por ella, —añado con preocupación.

—Ella es fuerte y nosotros estaremos siempre a su lado para cuidarla, —responde y cierra el enlace. Quizás Bruno tenga razón, pero tengo miedo a que algo malo pase porque desde que me atacaron cargo el presentimiento de que algo esta por pasar.

(...)

Despierto por unos toques en la puerta, gruño y me despegó de Camila que se queja, pero no se despierta. Solo se gira y abraza una almohada, sonrió y me levanto de la cama.

Busco una bata y cubro mi desnudez para ir a abrir y ver de quien se trata. Del otro lado encuentro a una de las trabajadoras de la casa la cual hace una reverencia.

—Alfa, disculpe que lo interrumpa, —murmura.

—No hay problema, Iris—respondo recordando su nombre. —¿Pasa algo?—Pregunto un poco preocupado.

—Lo busca una joven, —anuncia mirando el piso.

—¿Dijo nombre o algo?—Pregunto, no tenía cita planeada para hoy.

—No alfa, —responde.

—Bien, dile que espere en la sala, —le solicito y esta asiente.

Entro a la habitación confundido «¿Quién será?» pienso mientras camino al closet donde busco un pantalón de Chándal, el cual me coloco y decido dejar mi torso descubierto.

Estoy en mi casa y ando como quiera.

Nuestras almas gemelas son las únicas que puede llenar nuestro vacío y aunque tengamos sexo con otras personas, nunca nos sentiremos complacidos al cien por ciento, no entiendo cómo pudo rechazarlo.

—Solo quería ser tu luna, —murmura mirándome con tristeza. —Desde que éramos pequeños ese fue nuestro sueño, me convertiría en tu luna y seriamos felices, —me recuerda, suspiro.

Angélica tiene mucha razón, pero todo eso solo fue un sueño de niños y ya somos adultos que encontramos el camino que la diosa destino para que seamos felices.

—Pero, no paso, cuando me transforme, no logramos lo que queríamos y desde ese día te lo dije, ya no podíamos estar juntos, —le recuerdo mientras me sumerjo en los recuerdos de ese día que tome mi forma lobuna.

Angélica fue mi amiga y novia durante mi adolescencia, soñábamos con que éramos mates, pero no paso y desde ese día me aleje de ella porque esperaría los siglos que fueran necesarios para encontrar a mi mate.

Siempre dije que la única que llevaría el título de luna sería mi alma gemela, mi otra mitad, esa persona que la diosa luna me otorgue para que cuide y ame con todo mi corazón.

»Ahora si no es mucha molestia, no quiero volver a verte aquí y también no quiero que te acerques a mi luna, —pido mirándola serio.

—¡Te juro que haré de tu vida un infierno!—Grita saliendo de la mansión, suspiro y paso una mano por mi cabello.

Decido ir a mi habitación donde se encuentra la única mujer que amo y amaré por toda la eternidad, mi princesa, mi hermosa mujer y mi luna, no quiero a nadie más que a Camila, sé que cometí un error hace mucho cuando la encontré y me arrepiento de eso.

Yo Xander Cohen, amo a Camila desde que nuestros caminos se cruzaron, espere por ella desde que la encontré en aquel bosque, herida junto al cuerpo inerte de su madre.

Entro a la habitación donde me desnudo e ingreso a la cama, me acerco al cuerpo de mi luna y nos cubro con la colcha mientras que la acerco más sintiendo su piel desnuda tocar la mía, eso me da mucha paz y tranquilidad.

—Te amo luna, mía.

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